Los humanos conocemos desde hace mucho tiempo el papel vital que desempeña nuestro sentido del olfato en nuestra vida. Al igual que otros mamíferos, dependemos de nuestro sistema olfativo para evaluar nuestro entorno. Esto nos permite determinar, por ejemplo, si un alimento es seguro.
Nuestro sentido del olfato nos ayuda a identificar peligros potenciales, como el humo. Cuando detectamos estas amenazas, nuestro sistema límbico nos alerta inmediatamente del peligro.
El Dr. Brett Osborn, neurocirujano del Centro Médico St. Mary de West Palm Beach (Florida), explica que nuestro sentido del olfato conecta directamente con el sistema límbico, la parte del cerebro que controla nuestras emociones e instintos. Esto explica por qué a menudo nos sentimos impulsados a huir de amenazas percibidas, como la exposición a sustancias químicas.
El Dr. Osborn subraya que el fuerte vínculo entre el sistema límbico y nuestro sentido del olfato explica por qué los olores están tan poderosamente ligados a la memoria. "Los olores suelen estimular los recuerdos", explica el Dr. Osborn.
O cómo el aroma de un perfume familiar puede desencadenar recuerdos vívidos que nos transportan instantáneamente a un ser querido o el aroma de un plato que evoca al instante momentos familiares entrañables.
El olfato activa la compleja red olfativa del cerebro. Cuando inhalamos el aroma de una rosa, por ejemplo, los receptores de la nariz captan las distintas moléculas que crean su fragancia.
Esta información se envía a varias regiones del cerebro, como el bulbo olfatorio, el córtex olfativo, el hipocampo, el tálamo y el córtex orbitofrontal, que nos ayudan a procesar el olor.
En el sistema olfativo, cada cavidad nasal alberga células especiales capaces de detectar distintos olores. Cuando las moléculas olorosas las estimulan, se envían señales nerviosas al cerebro, donde se analizan los olores y se conectan con emociones y recuerdos.
Para identificar el aroma de una rosa, por ejemplo, nos basamos en la memoria que tenemos de su patrón único de moléculas olorosas de encuentros anteriores.
Por su estrecha relación con la función cerebral, el sentido del olfato se ha estudiado durante años. Los investigadores han descubierto que, al igual que el oído y la vista, nuestro sentido del olfato tiende a disminuir a medida que envejecemos, a menudo en correlación con una disminución de las capacidades cognitivas.
A medida que envejecemos, muchas personas experimentan una disminución de su sentido del olfato, lo que se conoce como disfunción olfativa. Los adultos mayores pueden tener dificultades para identificar o distinguir entre distintos olores y, en algunos casos, pueden perder por completo la capacidad de detectar olores.
Cuando no se encuentra una causa médica clara, un sentido del olfato debilitado puede servir como señal de alerta temprana de deterioro cognitivo. Los estudios demuestran que los adultos mayores que tienen dificultades para identificar olores familiares tienen el doble de probabilidades de desarrollar demencia en un plazo de cinco años, en comparación con los que tienen un sentido del olfato sano.
La dificultad para identificar olores también es frecuente en personas con afecciones neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer.
Basándose en el vínculo entre el olfato y la función cerebral, un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Navarra (España) reveló que un aroma específico podría ayudar a ralentizar el deterioro cognitivo asociado a la enfermedad de Alzheimer.
Unos investigadores descubrieron que cuando ratones con Alzheimer inhalan mentol, sus capacidades cognitivas mejoran. El equipo del estudio cree que este hallazgo pone de relieve el potencial del uso de aromas específicos como enfoque terapéutico para el Alzheimer.
Investigaciones anteriores demostraron que la inhalación de mentol potenciaba la respuesta inmunitaria en ratones. Ahora, los científicos han demostrado que el mentol también puede mejorar la función cognitiva de estos animales, como se ha confirmado mediante una serie de pruebas de laboratorio.
En ratones con enfermedad de Alzheimer, un tratamiento de seis meses con mentol detuvo eficazmente el deterioro de las capacidades cognitivas y la memoria. Además, el estudio sugiere que el mentol normalizó los niveles de la proteína inflamatoria interleucina-1-beta (IL-1β) en el cerebro.
La IL-1β es una proteína que desempeña un papel crucial en la respuesta inflamatoria del organismo. Aunque la inflamación es un mecanismo de defensa natural, una inflamación excesiva puede ser perjudicial.
A medida que envejecemos, se produce un desequilibrio, con una sobreproducción de moléculas proinflamatorias y una disminución de las antiinflamatorias. Esta inflamación crónica puede dañar múltiples sistemas, entre ellos el cardiovascular, el nervioso y el metabólico, acelerando el proceso de envejecimiento.
Esto explica por qué los investigadores tienen esperanzas en el potencial del mentol. Este compuesto químico ha demostrado su eficacia para reducir la inflamación, reforzar el sistema inmunitario y estimular las vías cerebrales, lo que ofrece un enfoque prometedor para tratar el deterioro cognitivo.
Además del método del mentol, los investigadores observaron efectos similares al reducir artificialmente el número de células reguladoras T (Treg), que normalmente suprimen la actividad inmunitaria.
Tanto el enfoque mentolado como la reducción de las células Treg disminuyeron los niveles de IL-1β, una proteína asociada al deterioro cognitivo, explicó la neurocientífica Ana García-Osta, del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de España.
Los investigadores descubrieron que las mejoras cognitivas no se limitaban a los ratones con Alzheimer. El bloqueo de esta proteína con un fármaco utilizado para algunas enfermedades autoinmunes también mejoró la función cognitiva en ratones sanos.
Dado que enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson y la esquizofrenia se han relacionado con disfunciones olfativas, este estudio es un "paso crucial para comprender cómo están interconectados el sistema inmunitario, el sistema nervioso central y nuestro sentido del olfato", afirma la inmunóloga Noelia Casares, del CIMA.
"Los resultados sugieren que los olores y los moduladores inmunitarios pueden desempeñar un papel importante en la prevención y el tratamiento del Alzheimer y otras enfermedades relacionadas con el sistema nervioso central", destacó Casares.
Aunque esta nueva investigación arroja resultados prometedores, los científicos subrayan que se necesitan más estudios tanto en ratones como en humanos.
Las pruebas existentes sugieren que el entrenamiento olfativo ya puede dar resultados positivos. Consiste en oler regularmente una variedad de olores fuertes de distintas categorías, como flores (rosa), frutas (limón), hierbas (eucalipto) y especias (clavo).
Se puede pedir a los participantes que identifiquen, detecten o simplemente se centren en estos olores. Las sesiones de entrenamiento deben realizarse diariamente durante varios meses. En el caso de las personas de la tercera edad, se recomienda practicar estos ejercicios al menos durante tres meses.
Un estudio reciente sobre el entrenamiento olfativo en adultos mayores descubrió que no solo potenciaba su capacidad para identificar olores, sino que también mejoraba otras habilidades cognitivas. Por ejemplo, los que se sometieron al entrenamiento olfativo mostraron mejor fluidez verbal, como nombrar palabras relacionadas con una categoría, en comparación con los participantes de control que hicieron ejercicios de Sudoku.
Fuentes: (ScienceAlert) (The Conversation) (Medical News Today) (Incite Health)
Ahora, los investigadores han descubierto una intrigante relación entre el particular aroma del mentol, nuestro sistema olfativo y la enfermedad de Alzheimer. Los hallazgos sugieren que cuidar este sentido, a menudo ignorado, podría tener un impacto significativo en la salud cognitiva a medida que envejecemos.
¿Sientes curiosidad por la ciencia que hay detrás de los aromas y por cómo pueden ayudarte a mantener la mente despierta? Haz clic aquí para saber más.
Los científicos descubren una sorprendente relación entre el mentol y el Alzheimer
¿Será esta la clave para proteger nuestro cerebro?
SALUD Declive cognitivo
¿Alguna vez has notado cómo un olor determinado te transporta instantáneamente a una tarde de verano o a una reunión festiva? Resulta que no se trata solo de estímulos nostálgicos, sino que revelan lo estrechamente ligado que está nuestro sentido del olfato a la memoria y a la función cerebral.
Ahora, los investigadores han descubierto una intrigante relación entre el particular aroma del mentol, nuestro sistema olfativo y la enfermedad de Alzheimer. Los hallazgos sugieren que cuidar este sentido, a menudo ignorado, podría tener un impacto significativo en la salud cognitiva a medida que envejecemos.
¿Sientes curiosidad por la ciencia que hay detrás de los aromas y por cómo pueden ayudarte a mantener la mente despierta? Haz clic aquí para saber más.