A cada signo le relaja más una cosa que otra
Entre 1932 y 1934, viajaron por el sur de Estados Unidos matando supuestamente a 13 personas (entre ellos, varios agentes de policía), cometiendo muchos robos y secuestros e incluso ayudando a escapar a cinco presos. Al final, la policía los cazó en Luisiana y disparó contra ellos.
Raymond Martínez empezó a analizar los anuncios de los corazones solitarios en los periódicos en busca de mujeres vulnerables a las que estafar. Empezó robándoles tras ganarse su confianza, pero no tardó mucho en empezar a matar.
Martha Beck iba a ser su tercera víctima, pero se acabaron enamorando y siguieron juntos con su plan. Ella fingía ser su hermana mientras él atraía a mujeres solitarias para quedarse con su dinero.
La pareja robó y mató a varias mujeres e incluso a un niño. En 1949, los pillaron y los sentenciaron a la silla eléctrica.
Myra Hindley fue la primera asesina en serie condenada en Gran Bretaña y esta inquietante foto suya pasó a la historia.
Charles Starkweather, de tan solo 19 años, cometió su primer asesinato cuando un trabajador de una gasolinera se negó a venderle a crédito un regalo para su novia de 14 años, Caril Ann Fugate.
Al mes siguiente, Starkweather asesinó a los padres de Fugate y a su hermana, que tenía tan solo dos años. La pareja se dedicó a infringir la ley sistemáticamente durante una semana, lo cual resultó en la muerte de 10 personas. La policía los atrapó al final de su viaje por carretera, en Wyoming, en enero de 1958.
Sus crímenes quedaron inmortalizados en varias canciones y películas, como 'Natural Born Killers' (1994), de Oliver Stone, que causó una gran polémica porque se acusó al director de glorificar los crímenes. Al menos, ocho asesinatos cometidos por imitadores se han relacionado con la película.
Todo empezó con una investigando la desaparición de una de sus hermanas en 1994. La policía obtuvo una orden para registrar su casa y descubrió los cuerpos de dos mujeres jóvenes enterrados bajo el porche. Uno de los cuerpos era el de su hermana, Heather. La casa, situada en el número 25 de Cromwell Street-West, pasaría a conocerse como la Casa de los Horrores.
Fred West admitió haber cometido más crímenes y le mostró la policía dónde había enterrado a 12 personas más, en su sótano, además de la ubicación de otras víctimas. A él lo condenaron por haber abusado sexualmente de forma brutal y haber asesinado a 12 mujeres. A Rose West la condenaron por 10 asesinatos. Se sospecha que cometieron muchos más crímenes que todavía no se han descubierto.
Estos autoproclamados vampiros y satanistas fueron condenados por cometer un crimen horrible en 2002. La pareja alemana afirmó beber sangre y dormir en ataúdes. Manuela solicitó que el juicio se celebrase con poca iluminación debido a su sensibilidad a la luz.
En 2001, atrajeron a un colega a su apartamento, lo golpearon con un martillo y lo apuñalaron 66 veces. Ante el tribunal, dijeron que solo estaban siguiendo órdenes del diablo y que este les había pedido que le enviaran almas.
A Daniel Ruda lo condenaron a 15 años de cárcel y a Manuela a 13, y después a un período indeterminado en un hospital psiquiátrico. Los psicólogos les diagnosticaron a ambos trastorno de personalidad narcisista. Se divorciaron estando entre rejas y ya han salido de la cárcel.
En Rusia, Inessa Tarverdiyeva y Roman Podkopaev conviertieron su familia en una banda de asesinos. Tarverdiyeva era enfermera en una escuela y Podkopaev, dentista.
Ambos, junto a las hijas de Tarverdiyeva, Viktoria y Anastasiya, asesinaron a unas 30 personas, incluyendo varios agentes de policía, guardias de seguridad y propietarios de viviendas. En su casa encontraron grandes cantidades de dinero, joyas de oro y armas.
La hermana de Podkopaev, Anastasia Sinelnik, y su esposo Sergei, que era agente de policías, también eran cómplices. Les ayudaron a ocultar los crímenes y Sergei filtró información sobre la investigación. Los arrestaron a todos, menos a Podkopaev, al que la policía mató a tiros. Anastasiya Tarverdiyeva era menor cuando se cometieron los asesinatos.
En 2007, el inspector de salud local Syed Rizwan Farook asistió a una fiesta con sus colegas. Se fue de la fiesta y poco después volvió con su mujer, Tashfeen Malik. Abrieron fuego contra una multitud y asesinaron a 14 personas. Más de 22 resultaron heridas.
Escaparon en un vehículo negro que más tarde fue avistado por la policía. Durante la persecución, Farook disparó a los agentes desde el auto, mientras su esposa conducía. Al final, la policía disparó contra ellos y los mató.
Farook y Malik fueron responsables por uno de los tiroteos en masa más mortales de la historia de los EE.UU. Según sus familiares y amigos, la pareja no era extremista y no tenía vínculos con organizaciones terroristas, pero supuestamente el día del ataque ellos dijeron en Facebook que pertenecían al Estado Islámico.
Algo ocurrió cuando un jugador de baloncesto fracasado conoció a una chica de una familia cristiana fundamentalista. Quería probar un nivel de vida alto y comenzaron una ola de atracos a bancos por los EE.UU.
El autoproclamado hippy Wolfgang Beltracchi, junto a su esposa Helene, realizó el mayor fraude artístico de la historia.
Wolfgang era un artista autodidacta que tenía una gran habilidad para imitar el estilo de pintores famosos. Poco a poco, empezó a ganar dinero con obras falsificadas que él creaba y cada vez se fue volviendo más atrevido. Cuando conoció a su esposa Helene, en 1992, ella pasó a ser su marchante y vendía sus obras a un precio insospechado. Vendió un falso Max Ernst por siete millones de dólares.
Se cree que la pareja sacó aproximadamente 22 millones de dólares estadounidenses con la estafa, hasta que los pillaron, en 2010. Un experto detectó trazas de pintura moderna en lo que se suponía que era un clásico. Poco después, salieron a la luz numerosas falsificaciones que llevaron hasta los Beltracchis.
No te pierdas: Los crímenes más macabros cometidos por mujeres.
Los Wests son culpables de la ola de asesinatos más horrible jamás llevada a cabo por una pareja en Gran Bretaña.
Estos criminales fueron los responsables de una de las mayores olas de criminalidad de la historia.
Myra Hindley e Ian Brady secuestraron, torturaron y asesinaron a tres menores. Enterraron los cuerpos de sus víctimas en los páramos Saddleworth, en Inglaterra, lo cual les valió su apodo.
El FBI los localizó y trabajó con las autoridades sudafricanas para capturarlos y extraditarlos a los EE.UU. Se les conocía como los Bonnie y Clyde modernos.
Dicen que no se deben mezclar los negocios con el placer, pero en el caso de estas parejas, resulta difícil determinar dónde acaba uno y empieza otro.
A algunos les unía un amor muy intenso y otros simplemente compartían una obsesión. Haz clic en la galería para saberlo todo sobre las uniones más nefastas de la historia.
Las parejas de delincuentes más célebres de todos los tiempos
Desde atracadores de bancos hasta asesinos en serie
ESTILO DE VIDA Crímenes
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