Parece ser que la monogamia no siempre ha sido la norma
La Necrópolis de Guiza es, posiblemente, el mayor hito arquitectónico del mundo antiguo.
Construidas durante la Dinastía IV de Egipto, entre el 2600 y el 2500 a.C., las pirámides se concibieron para ser las tumbas de tres faraones: Keops, Kefrén y Micerino.
Keops fue el segundo faraón de la Dinastía IV de Egipto. La Gran Pirámide de Guiza se construyó bajo sus órdenes.
Kefrén, su hijo, fue el responsable de la construcción de la pirámide del medio, la segunda más alta y grande del conjunto.
El hijo de Kefrén, Micerino, a quien en la imagen se ve representado entre las diosas Hathor y Bat, fue el responsable de la construcción de la más pequeña de las tres.
La Necrópolis de Guiza no solo contiene las tres pirámides, sino también varios templos, cementerios, los restos de un pueblo obrero y otro de los monumentos más icónicos del complejo: la Gran Esfinge de Guiza.
La construcción de cada una de estas colosales estructuras, las cuales sirvieron como las tumbas de los tres faraones mencionados anteriormente, tardó entre 20 y 30 años de media en finalizarse.
Pero los métodos exactos que se emplearon para levantarlas siguen sin estar del todo claros. Lo que sí se sabe es que se requirió una mano de obra de hasta 30.000 personas para lograrlo.
Al contrario de lo que muchos creen, estas personas no eran esclavos, sino trabajadores cualificados.
Todos ellos conformaban una comunidad altamente organizada con multitud de recursos y probablemente respaldada por una poderosa autoridad central.
No cabe duda de que el trabajo fue duro y laborioso. Se cree que para construir las pirámides se necesitaron alrededor de 2,3 millones de bloques de piedra.
Los trabajadores tuvieron que empujar, tirar y arrastrar estos bloques para colocarlos, una tarea nada fácil si se tiene en cuenta que cada uno de ellos pesaba 2,5 toneladas de media.
Por lo tanto, no es ninguna sorpresa que las lesiones estuviesen a la orden del día. Muchos trabajadores resultaron heridos o fueron condenados a una muerte prematura por aplastamiento o desprendimiento de la mampostería.
Quienes lograban recuperarse de sus heridas a menudo tenían que seguir dando el callo con miembros rotos y huesos deformados.
Esto es algo que se sabe porque los esqueletos desenterrados durante la excavación de las tumbas de los constructores mostraban signos de haber desarrollado unas excrecencias óseas anormales conocidas como osteofitos que suelen ser el resultado de un trabajo pesado prolongado.
El análisis esquelético también reveló que las articulaciones de numerosos huesos mostraban signos de desgaste severo. En algunos casos, las espinas dorsales estaban dañadas. Los pies astillados y los miembros amputados también eran frecuentes.
La media de edad de los obreros que murieron trabajando en la construcción de las pirámides era de entre 30 y 35 años, dependiendo de lo en forma que estuviesen o de lo afortunados que fuesen. Si eras de los que completaban la tarea y llegaban a la cúspide de la pirámide (imagen), estabas de suerte.
Durante muchos años, los científicos e historiadores creyeron que los traumatismos habían sido la principal causa de muerte de los constructores de las pirámides. Sin embargo, un estudio reciente ha revelado que pudo haber otro culpable: las toxinas.
Parece ser que los trabajadores que levantaron estos colosos de piedra se expusieron sin saberlo a concentraciones peligrosas de metales pesados venenosos, principalmente cobre y arsénico.
Este inesperado descubrimiento llegó después de que unos arqueólogos que estaban trabajando en las calles de El Cairo excavasen el fondo de lo que en su día fue el puerto de Keops, hoy seco.
Durante sus excavaciones se toparon con un vasto complejo portuario levantado en honor a Keops. En su día fue un puerto activo y boyante ubicado en un antiguo afluente del Nilo, muy cerca de donde se erigieron las pirámides de Guiza.
Tras examinar los sedimentos extraídos de este antiguo puerto, los arqueólogos descubrieron que estos contenían unos niveles peligrosos de cobre y arsénico, derivados de una actividad metalúrgica intensiva.
Los antiguos egipcios fueron una de las civilizaciones más antiguas en practicar la metalurgia y algunos de sus artesanos más habilidosos eran herreros.
Fueron estos herreros los que forjaron las herramientas de cobre necesarias para tallar y modelar los bloques de piedra utilizados en la construcción de las pirámides.
Por desgracia, su fabricación contaminaba el agua, el suelo y el aire, lo que supuso un terrible peligro para la salud de las personas que tuvieron la mala suerte de trabajar y de pasar tanto tiempo en este entorno.
Los científicos pudieron datar con carbono los sedimentos extraídos en el El Cairo y, al parecer, estos se remontan a los tiempos de Keops, Kefrén y Micerino, los mismísimos faraones que ordenaron la construcción de las pirámides.
Curiosamente, gracias a un análisis más detallado, los investigadores descubrieron que los primeros rastros de cobre y arsénico encontrados en el fondo del antiguo puerto de Keops se remontan al 3265 a.C.
Sus hallazgos confirman que la actividad metalúrgica en Guiza empezó al menos 200 años antes de lo que se creía y varios siglos antes de la construcción de las pirámides.
Asimismo, demuestran que la actividad metalúrgica se remonta al Periodo predinástico de Egipto, lo que contradice la creencia perpetuada de que Guiza no estaba poblada por aquel entonces.
Si bien construir las pirámides fue un trabajo de alto riesgo, al menos fue uno que nos ha dejado un legado cultural excepcional.
Fuentes: (New Scientist) (Live Science) (National Geographic) (Geology.com)
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La verdad detrás de las muertes en la construcción de las pirámides
Un reciente estudio ha descubierto que su construcción fue aún más arriesgada de lo que se creía
ESTILO DE VIDA Historia
Las pirámides de Guiza son el máximo exponente de la gran pericia ingeniera y tecnológica que poseían los antiguos egipcios. Por ende, también son uno de los mayores patrimonios de la humanidad que existen. Levantar estos colosos de piedra fue una hazaña que requirió varias décadas de trabajo y la destreza de miles de personas. Como era de esperar, muchos murieron en el proceso, pero aunque la mayoría de bajas se atribuían a traumatismos, los científicos han descubierto que hubo otra causa más insidiosa por detrás del elevado índice de mortalidad: el envenenamiento. Estos descubrimientos han reescrito los libros de historia y han arrojado más luz acerca de la construcción de las pirámides, ¿pero qué revelan exactamente? ¡Haz clic para averiguarlo!