¿Sabías que estas figuras eran "queer"?
Un arquetipo de personalidad puede describirse como un conjunto de comportamientos comunes que existen en nuestro subconsciente colectivo. El encargado de desarrollar este concepto fue el psicoanalista decimonónico Carl Jung. Cuando escribió por primera vez sobre los arquetipos, Jung sugirió que para describir a las mujeres existían cuatro: la doncella, la madre, la mujer salvaje y la arpía. En los 90, Jean Shinoda Bolen, psiquiatra y adepta de Jung, amplió este modelo para abarcar siete arquetipos femeninos con base en los rasgos y hábitos asociados con las diosas griegas. Si quieres saber cuál encaja mejor contigo, ¡haz clic para seguir leyendo!
El primer arquetipo es el de la madre. Se la describe como una figura cariñosa y compasiva que se deja llevar por el corazón antes que por la cabeza.
En la mitología griega, este arquetipo lo representa Deméter, la diosa de las cosechas. Lady Di e Iyanla Vanzant son algunos ejemplos que encontramos en la cultura popular.
El lado bueno de la madre es que su amor es incondicional (aunque para encarnar este arquetipo no es necesario tener hijos).
El lado malo de la madre es que intenta anteponer las necesidades de los otros a las suyas, lo que puede hacer que se abandone.
La siguiente de la lista es la doncella. Los rasgos principales de este arquetipo son la inocencia, la intuición y la tendencia a ser un tanto idealista.
La representación mitológica de la doncella es Perséfone, la diosa de la primavera. Algunos ejemplos de este arquetipo en la vida real son Shirley Temple y Josephine Baker.
El lado bueno de la doncella es que se toma la vida como un juego, por lo que siempre está dispuesta a adaptarse y a aprender cosas nuevas.
El lado oscuro de la doncella es que a veces peca de ser demasiado inocente, lo que puede hacer que algunos la tilden de infantil.
Tras la doncella viene la amante. Este arquetipo es conocido por ser muy sensual y atractivo, así como bastante emocional.
Para sorpresa de nadie, Afrodita, la diosa de la belleza, es la que representa este arquetipo. En el mundo real lo podemos ver encarnado en figuras como Rihanna o Marilyn Monroe.
El lado bueno de la amante es que sabe cómo atraer a los demás y eso le otorga un aire de confianza que los otros arquetipos envidian.
Sin embargo, también busca constantemente la validación de los demás. Le cuesta comprometerse y a veces se pasa de emocional.
El arquetipo de la mística es tranquilo e introvertido. Tiende a pasar la mayor parte del tiempo mirando hacia dentro, por lo que se siente cómoda a solas y en silencio.
En la mitología griega, la mística es Hestia, la diosa del hogar. En la cultura popular la podemos ver representada en personalidades como Sade o Angelina Jolie.
La mística irradia una sensación de paz que no pasa inadvertida. Es muy consciente de sí misma y hace que quienes están a su alrededor se sientan tranquilos.
Sin embargo, la tendencia de este arquetipo a alejarse de los demás y a encerrarse en su propio mundo puede hacer que le cueste entablar relación con otros.
La siguiente es la cazadora. Este arquetipo confía en sí mismo, es de espíritu libre y extremadamente independiente. Tiene el alma de una guerrera y una fuerza inagotable para superar los obstáculos.
Como era de esperar, su representación mitológica es Artemisa, la diosa de la caza. En la cultura popular, este arquetipo lo encarnan figuras como Wonder Woman y Serena Williams.
El lado bueno de la cazadora es que es valiente y no le teme a nada. Está más que lista para afrontar cualquier desafío que se le ponga por delante.
El lado malo es que le puede resultar difícil conectar con sus emociones y mostrarse vulnerable. También le puede costar acercarse a los demás.
El arquetipo de la reina se considera extrovertido, ambicioso y rebosante de confianza. Entiende la importancia de las relaciones duraderas y es leal hasta decir basta.
La representación mítica de la reina es Hera, la diosa del matrimonio. En la realidad la encontramos representada en celebridades como Beyoncé, Elizabeth Taylor y Kim Kardashian.
Lo peor de la reina es que tiende a ponerse celosa o a enfadarse cuando se siente insegura.
Por último, tenemos el arquetipo de la sabia. Se la puede definir en tres palabras: honesta, lógica y reflexiva.
En la mitología griega la encontramos reflejada en Atenea, la diosa de la sabiduría. Algunas sabias de la cultura popular podrían ser Oprah Winfrey, Martha Stewart y Michelle Obama.
El lado bueno de la sabia es que siempre dice lo que piensa y es consciente de su propio poder. Está más que lista para centrarse en su crecimiento personal.
El lado malo de la sabia es que a veces le puede costar vivir el presente y mostrar empatía hacia los demás.
Estos son los siete arquetipos femeninos. Sobra decir que todos somos únicos y que estos modelos pueden variar de una persona a otra. Aun así, lo normal es identificarse más con un arquetipo que con otro. ¿Cuál te representa a ti?
Fuentes: (YourTango)
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ESTILO DE VIDA Psicología
Un arquetipo de personalidad puede describirse como un conjunto de comportamientos comunes que existen en nuestro subconsciente colectivo. El encargado de desarrollar este concepto fue el psicoanalista decimonónico Carl Jung. Cuando escribió por primera vez sobre los arquetipos, Jung sugirió que para describir a las mujeres existían cuatro: la doncella, la madre, la mujer salvaje y la arpía. En los 90, Jean Shinoda Bolen, psiquiatra y adepta de Jung, amplió este modelo para abarcar siete arquetipos femeninos con base en los rasgos y hábitos asociados con las diosas griegas. Si quieres saber cuál encaja mejor contigo, ¡haz clic para seguir leyendo!