Estos son los pros y los contras
La artritis es la inflamación y sensibilidad de una o más articulaciones. Los principales síntomas suelen ser el dolor y la rigidez.
La osteoartritis es la forma más común de artritis. Ocurre cuando el cartílago que recubre las articulaciones se desgasta o se daña y los huesos se rozan al moverse. La osteoartritis afecta al 15% de la población mundial de más de 30 años, según The Lancet. Por si esto fuera poco, se estima que para 2050, casi mil millones de personas padecerán esta condición.
El raquitismo es una condición que afecta al desarrollo óseo de los niños. Se caracteriza por el reblandecimiento y debilitamiento de los huesos, a menudo por una deficiencia extrema y prolongada de vitamina D.
La displasia fibrosa es una afección ósea benigna caracterizada por el desarrollo anormal de tejido fibroso en vez de hueso. Aquí se puede observar un caso de displasia fibrosa en el hueso cigomático derecho (es decir, en el pómulo).
La osteopetrosis es una enfermedad que hace que el tejido óseo sea anormalmente denso y compacto, así como propenso a las fracturas y las anomalías esqueléticas.
La gota es una forma común y compleja de artritis inflamatoria que puede afectar a cualquiera. Se desarrolla por una acumulación de ácido úrico en la sangre. Si lo produces en grandes cantidades o tus riñones no lo filtran lo suficiente, puede acumularse y generar pequeños cristales dentro y alrededor de las articulaciones, especialmente en los dedos de los pies.
Si tienes diabetes, corres un mayor riesgo de desarrollar problemas de huesos y articulaciones, así como otras condiciones médicas que aparecen cuando el páncreas no produce suficiente insulina o cuando el cuerpo no puede aprovecharla de manera eficiente.
Como el propio nombre indica, este tipo de cáncer comienza en los huesos. A este se lo conoce como sarcoma óseo y es bastante raro.
La metástasis ósea es más común y se da cuando el cáncer empieza en otra parte del cuerpo y se extiende a los huesos.
Ejemplo de ello es el mieloma múltiple, un cáncer que se forma en un tipo de glóbulo blanco llamado célula plasmática. Suele afectar a varias partes del cuerpo, entre ellas la columna, el cráneo, la pelvis y las costillas.
La osteoporosis es una enfermedad que debilita los huesos. Se desarrolla cuando la masa y densidad óseas disminuyen o cuando la calidad o la estructura de los huesos cambia.
La osteomielitis es una infección ósea provocada por un hongo o una bacteria. Como resultado, se produce una inflamación dolorosa de la médula ósea, la cual se encuentra en el interior de los huesos.
El hiperparatiroidismo es el resultado de una producción excesiva de parathormona en las glándulas paratiroides situadas en el cuello. Esto, a su vez, hace que los niveles de calcio se disparen y que los de fósforo caigan en picado. Está demostrado que un exceso de calcio aumenta el riesgo de osteoporosis y de fracturas, ya que se produce un aumento del recambio óseo (el ciclo de descomposición y renovación de los huesos).
La osteítis deformante es un trastorno crónico que hace que los huesos crezcan más grandes y débiles de lo normal. Con el tiempo, esto puede presionar las articulaciones adyacentes y hacer que desarrollen osteoartritis.
Una fractura ósea se produce cuando un hueso recibe un impacto lo suficientemente fuerte como para romperse.
Esta ruptura altera la estructura y resistencia del hueso, provoca dolor, pérdida de movilidad y a veces incluso sangrado y heridas alrededor de la zona fracturada.
La osteodistrofia renal es una enfermedad ósea que se da en niños y adultos con problemas renales crónicos. Es una de las principales complicaciones de un trastorno renal avanzado y se caracteriza por una deficiencia mineral ósea provocada por las anomalías electrolíticas y endocrinas.
El síndrome de uña y rótula es una condición genética rara que puede causar problemas en las uñas, los huesos (sobre todo en las rótulas) y los riñones.
Otra enfermedad genética es la osteogénesis imperfecta. Es un problema mucho más común y se caracteriza porque los huesos se rompen con facilidad, a menudo sin causa evidente o con lesiones mínimas.
La necrosis avascular ocurre cuando el suministro de sangre a una parte de un hueso se ve interrumpida, privando al tejido óseo de oxígeno y nutrientes esenciales. Si no se trata, el hueso se puede deteriorar y desarrollar artritis severa.
La escoliosis se produce cuando la columna vertebral se tuerce y se curva hacia un lado. Si bien puede afectar a cualquier persona independientemente de la edad, suele empezar a darse entre los 10 y los 15 años. En la imagen se ve una radiografía de un paciente con escoliosis idiopática adolescente antes de ser operado.
La osteomalacia es una enfermedad que hace que los huesos se vuelvan blandos y débiles debido a una mala mineralización del tejido óseo. Este problema suele deberse a una deficiencia de vitamina D, calcio o fosfato.
El síndrome de Cockayne es una enfermedad genética rara que hace que quienes la padecen presenten una cabeza anormalmente pequeña, una baja estatura y un retraso en el desarrollo. Se debe a un defecto en la reparación del ADN y suele provocar la muerte de los pacientes en la primera o segunda década de vida.
Aunque no todas las enfermedades óseas tienen cura, muchas pueden paliarse con el tratamiento adecuado. La remodelación ósea, sin embargo, es un proceso natural en el que el tejido óseo viejo y débil se elimina o reabsorbe y se sustituye por un hueso nuevo. Protege la integridad estructural del esqueleto y contribuye metabólicamente al equilibrio entre el calcio y el fósforo en el sistema.
La reabsorción de huesos viejos o dañados, seguida por la deposición de material óseo nuevo, es un proceso que dura toda la vida. Tanto es así, que la mayoría del esqueleto adulto se sustituye cada 10 años.
Hay muchas maneras de gozar de unos huesos sanos. La forma más obvia es garantizar la ingesta suficiente de vitamina D. Su déficit es la causa de muchas enfermedades óseas.
El calcio también es muy importante, ya que el fosfato cálcico es lo que endurece y refuerza los huesos. El problema está en que nuestro cuerpo no produce calcio, por lo que debemos obtenerlo de los productos lácteos, las verduras de hoja verde, las sardinas, las alubias y las lentejas, entre otros alimentos.
Y sobra decir que llevar un estilo de vida saludable que implique comer bien, hacer ejercicio, reducir la ingesta de alcohol y no fumar es increíblemente beneficioso para la salud. ¡Tus huesos te lo agradecerán!
Fuentes: (Institute for Health Metrics and Evaluation) (Johns Hopkins Medicine) (NIH) (NHS) (ScienceDirect) (Healthline)
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SALUD Cuerpo humano
Los huesos nos sostienen y nos ayudan a caminar erguidos, a doblarnos y a girar. Son el pilar que evita que nos desmoronemos. Por desgracia, hay muchas enfermedades que pueden afectar a la salud del esqueleto tanto directa como indirectamente. ¿Qué deberíamos tener en cuenta y cómo podemos mantener la salud e integridad de nuestro chasis particular? Haz clic para averiguarlo.