Desde Europa hasta América
En realidad, la cantidad de horas de descanso varía en función de la persona y de la edad que esta tenga. La clave está en saber cómo te afecta tu rutina de descanso durante el día.
Comer en grandes cantidades justo antes de ir a la cama probablemente hará que la digestión entorpezca el descanso. No obstante, no hay pruebas fehacientes de que el queso provoque pesadillas.
Si trabajas por turnos, entonces puede venirte bien echarte una siesta. Pero si este no es tu caso, lo ideal es descansar directamente por la noche. Si aun así decides echarte una siesta, procura que sea solo de 15-20 minutos.
Este mito es más bien subjetivo. Algunas personas necesitan dormir en el más absoluto silencio y otras descansan mejor con ruido de fondo.
Si bien la lavanda actúa como ansiolítico y sedante para aumentar la relajación, no posee propiedades que provoquen sueño como tal.
Aunque cierres los ojos, la luz tenue puede hacer que te despiertes y alterar tu ritmo circadiano.
Si bien está demostrado que los colchones nuevos ayudan a dormir una hora más, no necesitas cambiar el tuyo con tanta frecuencia. De hecho, la mayoría recomienda hacerlo al cabo de 6 u 8 años.
Dormir la mañana, como prácticamente todo en la vida, no es perjudicial hasta que lo haces en exceso. Intenta mantener una buena rutina de descanso y ve a la cama cuando te entre el sueño.
Varios expertos de la Universidad de Oxford comprobaron la veracidad de este mito tan famoso y llegaron a la conclusión de que es falso. Los participantes que contaron ovejitas tardaron 20 minutos más en quedarse dormidos que aquellos a los que se les pidió que pensasen en cosas relajantes.
Las duchas favorecen la relajación y la sensación general de limpieza, pero no hay pruebas fehacientes de que ayuden a dormir mejor.
Una copa o dos pueden favorecer la relajación, pero lo cierto es que la calidad del sueño cae en picado tras beber alcohol. Además, reduce la fase REM, lo que afecta negativamente a la memoria y al procesamiento emocional.
De hecho, lo ideal es dormir con una temperatura de entre 18 y 21°C. El calor excesivo puede crear un ambiente sofocante y dificultar el descanso.
¡Nada de eso! Los estudios demuestran que dormir por la noche es mucho mejor que intentar compensar las horas de sueño durante el día.
Si bien algunas personas se las apañan con menos horas de sueño, la mayoría suele necesitar más. De hecho, dormir poco favorece el desarrollo de obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
La edad puede afectar al ritmo circadiano de la persona y dificultar el descanso. Sin embargo, esto no quiere decir que las personas mayores necesiten dormir menos.
Muchas personas recurren a la televisión, la computadora o el celular para relajarse antes de dormir, pero es un gesto contraproducente. Si sueles hacer esto, prueba a leer un libro o a escuchar música la próxima vez.
Es probable que de pequeño te diesen leche caliente antes de ir a la cama. Sin embargo, no hay pruebas que confirmen que esto funcione.
Una cosa es roncar de forma ocasional y otra muy distinta hacerlo todas las noches, ya que esto puede ser un síntoma de apnea obstructiva del sueño. Se trata de un trastorno que hace que la persona deje de respirar a intervalos o que respire de forma muy superficial mientras duerme. Si este es tu caso, ve al médico.
Si despiertas en mitad de la noche y te cuesta volver a conciliar el sueño, sal de la cama, ve a otro cuarto y haz algo relajante como leer.
Dormir una hora aquí y allá de vez en cuando es factible, pero si llevas mucho tiempo sin dormir como es debido, pegarte un maratón de sueño no va a servir de nada. De hecho, puede que acabes sintiéndote peor.
Puede que creas que posponer la alarma te ayudará a levantarte más descansado, pero no es así. Fragmentar el sueño es contraproducente.
Dormir 9 horas o más todas las noches no es motivo de celebración. Un exceso de sueño puede acabar dando lugar a problemas de salud como la diabetes, la depresión y las enfermedades cardiovasculares. También puede provocar migrañas y ganancia de peso.
Al contrario: sigue funcionando. De ahí que dormir sea tan importante para el pensamiento, la memoria y el procesamiento emocional.
Según los expertos en salud de Harvard, esto no ayuda en nada a conciliar el sueño, ya que asociar otras actividades que no sean dormir a la cama puede dificultar el descanso.
Si bien algunas personas tienen más facilidad que otras para conciliar el sueño, todo el mundo tiene la capacidad de dormir bien. Simplemente necesitas identificar qué es lo que a tu cuerpo le sale hacer de forma natural. Esto implica poner en práctica hábitos saludables tanto de día como de noche.
Hacer deporte intenso antes de ir a la cama puede ser contraproducente. Esto se debe a que tanto tu cuerpo como tu cerebro se mantienen activos horas después del ejercicio. Para la próxima, intenta entrenar unas horas antes de irte a dormir.
En lugar de dejarte llevar por la frustración, céntrate en relajarte. La meditación, por ejemplo, puede ayudarte a conciliar el sueño de nuevo.
Fuentes: (Live Science) (Sleep Foundation) (Calm)
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SALUD Mitos
Descansar bien por la noche es crucial para la salud física y mental. Sin embargo, existen muchos mitos que solemos dar por ciertos (como creer que el queso da pesadillas o que hay que dormir un cierto número de horas para descansar como es debido). Algunos de ellos incluso pueden ser contraproducentes y dar pie a unos hábitos perjudiciales que acaben entorpeciendo el sueño en lugar de facilitarlo. Si quieres saber más, ¡haz clic para seguir leyendo!