Descubre quiénes son los apuestos jóvenes que nos han robado el corazón
Thomas Cromwell fue condenado a muerte por el rey Enrique VIII, de quien fue ministro principal. Según los registros, Cromwell se llevó varios hachazos antes de perder, literalmente, la cabeza el 28 de julio de 1540.
Margarita Pole fue ejecutada en 1541 en la Torre de Londres, pero no sin pasar antes por varias complicaciones. Pole se negaba a que la decapitasen y el verdugo necesitó nada más y nada menos que 11 intentos para conseguirlo.
Tres hachazos es lo que tardó María I de Escocia en morir decapitada en 1587. El primero impactó contra la parte de atrás del cráneo, el segundo la mató y solo el tercero consiguió que la cabeza se desprendiese del cuerpo.
En 1683, lord Russell murió decapitado a manos del infame verdugo inglés Jack Ketch. No fue una muerte limpia, ya que Russell se llevó varios hachazos antes de quedarse sin cabeza.
El duque de Monmouth también tuvo la desgracia de ser ejecutado en 1685 por Jack Ketch, de quien se dice que necesitó entre cinco y ocho intentos para completar la tarea.
En 1746, este jacobita y noble escocés murió decapitado tras recibir tres hachazos.
Damiens fue sentenciado a morir desmembrado por intentar matar al rey Luis XV de Francia. No obstante, al no poder arrancarle las extremidades atándolas a caballos, decidieron cortárselas. Murió el 28 de marzo de 1757.
El oficial del Ejército de los Estados Confederados de América fue sentenciado a morir ahorcado, pero el cuello no se le partió, por lo que acabó muriendo lentamente de asfixia.
El estadounidense William Kemmler fue la primera persona del mundo en morir atado a la silla eléctrica. Se le condenó a la pena capital por haber asesinado a su mujer.
William Kemmler fue ejecutado el 6 de agosto de 1890, pero las cosas no salieron según lo previsto. Se necesitaron dos intentos y un total de ocho minutos para matarlo, lo que hizo que le estallasen los vasos sanguíneos y que se desangrase. En la foto se ve la silla que se utilizó para la ejecución.
Este criminal estadounidense fue condenado a la horca por intentar asaltar un tren. Murió en 1901. Al parecer, la cuerda era tan larga que acabó decapitado.
Williams fue la última persona en ser ejecutada en Minnesota, en 1906. Al parecer, la cuerda era demasiado larga, por lo que William dio con el suelo al caer por la trampilla de la horca. Tres hombres lo volvieron a elevar. Al final, tardó 14 minutos en morir estrangulado.
Este soldado mexicano, también conocido como El Fusilado, sobrevivió a su ejecución por fusilamiento en 1915. Supuestamente, Moguel recibió entre ocho y nueve tiros en el cuerpo antes de que uno le acertase en la cabeza. Contra todo pronóstico, sobrevivió. Vivió hasta los 86 años y murió en 1976.
El infame asesino en serie canadiense fue ejecutado el 2 de octubre de 1930 en California. La cuerda de la horca, sin embargo, estaba demasiado floja, por lo que Northcott tardó 13 minutos en morir estrangulado.
Francis iba a morir electrocutado el 3 de mayo de 1946, pero sobrevivió. El oficial al cargo iba tan borracho, que no preparó la descarga adecuada para acabar con Francis. No obstante, el 9 de mayo de 1947 volvió a sentarse en la silla eléctrica y de esa vez sí fue ejecutado.
Un error de cálculo en el peso de Arthur Lucas hizo que este casi muriese decapitado. En la foto se muestra el corredor de la muerte de Don Jail, en Toronto, donde Lucas pasó algún tiempo. Murió el 11 de diciembre de 1962 y fue una de las últimas dos personas en ser ejecutadas en Canadá.
Frank Joseph Coppola fue el primer preso en morir ejecutado en Virginia dese la restitución de la pena capital en 1976. En la imagen se muestra la silla eléctrica utilizada en el centro penitenciario Virginia State Penitentiary, la cual hizo que la cabeza y una de las piernas de Coppola empezasen a arder durante su ejecución en 1982.
Se necesitaron dos rondas de disparos para acabar con la vida de esta mujer tailandesa en 1979. Lorsoungnern sobrevivió a los primeros 10 tiros, fue llevada a la morgue y sorprendió a las autoridades al intentar incorporarse. Al segundo intento, Ginggaew Lorsoungnern murió fusilada.
Evans fue el primer preso en ser ejecutado en Alabama tras la restitución de la pena de muerte en 1976. Se necesitaron tres descargas para matarlo, un proceso que tardó 24 minutos. Murió el 22 de abril de 1983.
Jimmy Lee Gray fue ejecutado en una cámara de gas en 1983 en la cárcel Mississippi State Penitentiary. Gray sufrió una muerte lenta, gimiendo y dándose cabezazos contra el poste de acero a causa de la agonía. Tardó ocho minutos en fallecer.
Tafero fue ejecutado en 1990 en Florida, pero la silla eléctrica estaba defectuosa, lo que hizo que su cabeza empezase a arder. Siete minutos y tres descargas más tarde, Jesse Tafero murió.
La ejecución de Medina en 1997 en Florida tampoco salió bien: la sala se llenó de humo después de que su cabeza estallase en llamas.
Allen Lee Davis fue el último preso en ser electrocutado en Florida, en 1999. Durante su ejecución, comenzó a sangrar profusamente por la nariz.
Se necesitaron un total de 34 minutos y dos inyecciones letales para acabar con la vida de Díaz en 2006 en Florida.
Barzan Ibrahim al-Tikriti, el medio hermano de Saddam Hussein y exlíder del servicio de inteligencia iraquí, fue sentenciado a la horca en 2007. Un error de cálculo con la cuerda hizo que muriese decapitado por el peso de su propio cuerpo.
Doyle Lee Hamm no tuvo una muerte fácil. Es más, su ejecución, prevista para 2018, tuvo que suspenderse tras dos horas y media intentando encontrar una vena por la que administrarle la inyección letal. Hamm murió de cáncer en la cárcel de Alabama en 2021.
Fuentes: (Listverse) (History) (Death Penalty Information Center) (The Mirror)
Ver también: Las formas más dolorosas de morir (según la ciencia)
En la foto se ve cómo le leen su sentencia de muerte a Henry Wirz antes de ser ejecutado en noviembre de 1865 en Washington, D.C.
Cuando todo sale mal: las peores ejecuciones de la historia
Decapitaciones fallidas, sillas eléctricas defectuosas... ¡Estas muertes fueron toda una pesadilla!
FAMA Pena capital
Una ejecución no debería ser una tortura. La pena capital es la muerte y, a lo largo de la historia, se han empleado muchos métodos para acabar con la vida de los reos. A veces, sin embargo, las ejecuciones no salen según lo previsto y acaban por prolongar el sufrimiento de las víctimas. Si quieres conocer cuáles fueron las más macabras de todos los tiempos, ¡sigue leyendo!