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Los reyes del mambo - ¡Están por todos lados! Pese a ser una isla tranquila, ellos la revolucionan con sus paseos diurnos y nocturnos.

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La isla - En 1945, esta isla de solo una milla de extensión era un pueblo pesquero con unos 900 habitantes.

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Solución al problema - Al principio, se llevaron a un grupo de gatos (de distintas razas) para ayudar a controlar la peste, debido a la abundancia de ratones que plagaban los barcos marinos.

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A la conquista - Puesto que se reproducen rápido (en la misma proporción en la que los locales se iban yendo o muriendo), en 2013 la isla ya albergaba solo 50 personas.

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Bienvenidos todos - Los habitantes locales se preocupan por estos felinos. Hay veterinarios que vuelven a la isla de vez en cuando para comprobar su estado de salud.

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Japón, amante de los gatos - Los cafés para gatos se han hecho cada vez más populares en Tokio para aquellas personas que desean disfrutar de una comida o merienda con sus adorables mascotas.

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Dejando huella - Estos animales tan mimosos ya forman parte de la isla, como si hubiesen estado allí durante milenios.

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Comparten casa - Por supuesto, están por todos lados y comparten el espacio que tienen siempre: puertas, tejados, ventanas, etc.

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¿Apretados? - Parece que hasta les encanta juntarse y apelotonarse unos encima de otros.

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Dormilones - Es lo que hacen la mayoría de ellos: ¡vagos!

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Vida soñada - Tienen amigos, comida y aire puro. ¿Qué más pueden pedir?

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Gran comunidad - Como ya no son "mascotas", sino gatos callejeros o salvajes... ¡Pueden hacer lo que deseen con el espacio!

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Pasar desapercibido - Entre tanto gato, tu presencia se notará rápidamente. ¡Cuidado con tanto ojo felino!

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Aumento del turismo - La isla se está haciendo extremadamente popular por internet. Así, están llegando muchos barcos con turistas para visitarla.

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No es el paraíso - Lo que debes saber, claro, es que no hay restaurantes, ni autos, ni tiendas. ¡Cuidado!

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En barco - Desde el puerto Nagahama, te llevará 30 minutos en barco llegar a la isla. Mucha gente desiste porque la accesibilidad es algo lenta.

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Sobreviviendo - Hay muchos, pero parecen llevarse bien y compartir los alimentos que les dan quienes aún habitan allí: barritas energéticas, patatas, pescado...

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Hambrientos - Si los alimentas, te amarán de por vida. ¿Pero quién no lo haría con ese carácter?

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Habitantes locales - Hay quien alimenta a los gatos, pero también hay a quien le molestan y los echa fuera de su hogar.

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No solo Aoshima - Japón tiene tantos gatos, que esta isla no es la única que existe con estos animales. Aunque sí la más famosa...

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Tashirojima - Es otra isla famosa por sus habitantes felinos y se encuentra en la localidad de Miyagi. Allí conviven con menos de 100 personas. ¡Ellos son muchos más!

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Comercio - La población de gatos parece aumentar sin miedo porque en la cultura local se cree que alimentarlos les traerá riqueza, salud y suerte.

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Sin depredadores naturales - Como no se sienten amenazados por nadie de forma natural, campan a sus anchas por la isla.

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Tashirojima tampoco quería ratones - También ocurrió lo mismo al principio: llevaron algunos gatos para erradicar a los ratones que contagiaban la peste en otras épocas.

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Reproducción rápida - Con el tiempo, los gatos fueron ganando en territorio y en número a los habitantes locales (no más de 100 hoy en día).

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¿A quién le importa? - Los residentes de esta isla y los turistas que la visitan no parecen preocupados con el hecho de que los felinos sean muchos más...

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A más gatos, más suerte - Quizá es por esa creencia popular de que los gatos atraen la fortuna. ¡Los japoneses quieren ser ricos a toda costa, parece ser!

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Historias y leyendas - Algunos japoneses piensan que fueron los gatos los que, con su energía, mantuvieron la isla en orden tras el terremoto de Tohoku y el consecuente tsunami en 2011.

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Santuario para gatos - Se llama Neko-jinja y se ubica en el medio de la isla. En un principio lo construyeron para un gato que murió accidentalmente al caer de una roca.

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Parar la reproducción -

Lo cierto es que, por muy adorable que parezca un lugar así con tanto minino, su reproducción debería pararse en algún momento por cuestiones demográficas con respecto a los humanos y por pura precaución.

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