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Vacúnate -

Antes de irte de viaje, asegúrate de tener todas las vacunas en regla.

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Lleva las vitaminas adecuadas -

Si quieres disminuir el riesgo de caer enfermo antes de llegar a tu destino, toma suplementos vitamínicos (p. ej. vitamina A, C, D, cinc, etc.) entre tres y cinco días antes de viajar y durante toda tu estadía.

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Incorpora probióticos a tu rutina -

Aunque no siempre puedes controlar las bacterias que hay en el entorno, sí puedes ayudar a que tu cuerpo responda correctamente ante ellas. Los probióticos reforzarán tus defensas.

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Da paseos con regularidad antes de irte de viaje -

Si sabes que te vas a pasar las vacaciones yendo de un lado para otro, intenta entrenar antes de irte de viaje. De esa manera estarás más en forma y evitarás sufrir lesiones (p. ej. tendinitis).

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Aprende primeros auxilios -

También conviene que sepas auxiliar a alguien en caso de que haya una emergencia. Plantéate ir a unas clases antes de quedarte de vacaciones.

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No fumes -

Muchos estudios han demostrado que fumar debilita el sistema inmunitario, lo que empeora los síntomas de la gripe y el resfriado (entre otras cosas).

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Acostúmbrate a los zapatos -

No esperes a quedarte de vacaciones para estrenar zapatos. Aunque parezcan cómodos, pueden acabar haciendo que te salgan ampollas.

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Lleva analgésicos, medicamentos y repelente de insectos -

Si estás en tratamiento, no te olvides de llevar los medicamentos necesarios contigo. También es buena idea que tengas a mano analgésicos y fármacos antieméticos de venta libre.

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Desinfecta las superficies -

Si quieres evitar contraer las enfermedades de otros pasajeros, desinfecta las superficies con una toallita.

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Mantente hidratado en el avión -

El aire seco del avión puede hacer que te deshidrates rápido. Asegúrate de tener agua a mano, ya que la humedad ahí dentro es mucho más baja.

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No te quedes todo el tiempo sentado -

Si el vuelo dura más de 10 horas, asegúrate de levantarte regularmente para estirar las piernas y disminuir el riesgo de sufrir un trombo.

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Mantén los labios hidratados -

Como el aire del avión es deshidratante, harías bien en llevar un bálsamo labial contigo para evitar que los labios se te agrieten y queden expuestos a las infecciones.

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No bebas alcohol en el avión -

Por muy tentador que sea celebrar que por fin estás de vacaciones, beber alcohol en el avión solo acelerará el proceso de deshidratación.

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Pide ayuda para llevar las maletas -

Si llevas maletas pesadas, pide ayuda a alguien para evitar lesionarte. ¡Lo último que quieres es pasarte las vacaciones en la cama con lumbago!

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Evita el hielo -

Si vas a algún destino donde la calidad del agua es dudosa, no pidas bebidas con hielo. A pesar de estar congelada, las bacterias y las sustancias contaminantes siguen estando presentes en el agua. ¡Compra solo bebidas embotelladas!

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Descansa lo suficiente -

Aunque te apetezca quedarte despierto hasta tarde, es importante que descanses en cuanto llegues a tu destino para evitar que tus defensas se vean afectadas. Los investigadores han descubierto que la falta de sueño y debilitación del sistema inmunitario están relacionadas. Así que ya sabes: ¡a dormir!

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Mantén la rutina de ejercicio -

Los estudios han descubierto que el deporte puede reducir el riesgo de desarrollar infecciones respiratorias y acortar su duración en caso de padecerlas. Por lo tanto, ¡asegúrate de hacer ejercicio aun estando de vacaciones!

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Limpia las latas antes de beber de ellas -

Antes de dar un trago, limpia la lata a conciencia con agua no contaminada y pásale una toallita. Un experimento reveló que las tapas de las latas tienen de todo, desde moho hasta staphylococcus.

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Evita tocarte la cara -

Intenta no tocar superficies y llevarte las manos a la cara acto seguido, ya que de lo contrario estarás dejando que los gérmenes entren en tu sistema a través de los ojos, la nariz o la boca.

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Evita los alimentos de riesgo -

Esto se aplica a cualquier destino vacacional, pero sobre todo a aquellos lugares con una higiene cuestionable o una dieta muy diferente. Si no quieres sufrir una intoxicación alimentaria, ten cuidado con lo que comes.

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Cúbrete -

Cubrirte la piel cuando viajes evitará que te quemes. Si vas a ir a un sitio especialmente soleado, lleva prendas protectoras y transpirables. Ah, ¡y no te olvides de echarte crema solar!

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Toma soda -

Para favorecer la digestión, tómate un vaso pequeño de soda a temperatura ambiente o uno de agua caliente con limón 15 minutos antes de cada comida. De esa forma no serás tan propenso al reflujo o a la indigestión.

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Lleva suplementos de melatonina -

Si vas a un sitio muy lejano, lleva suplementos de melatonina para paliar los efectos del jet lag y adaptarte mejor al nuevo huso horario.

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Aumenta el consumo de fibra -

Come todas las frutas y verduras frescas que puedas (a menos que no sea seguro). De esa forma le darás a tu cuerpo los minerales y nutrientes necesarios para reforzar sus defensas.

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Lávate las manos -

Si estos últimos años nos han enseñado algo es que la higiene personal es muy importante. Acuérdate de lavarte las manos a menudo con agua y jabón. Si no puedes hacerlo, usa gel desinfectante.

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Saca tiempo para relajarte y desconectar -

Viajar puede ser una experiencia estresante para muchas personas. Según indican los estudios, el estrés influye negativamente en el sistema inmunitario, haciéndonos más vulnerables a las enfermedades.

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Lleva un mosquitero -

Si tienes pensado ir a un sitio con un alto índice de transmisión de enfermedades por picadura de mosquito, asegúrate de usar un mosquitero.

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Viaja con tés -

Lleva varias infusiones de regaliz, raíz de malvavisco o tés para la garganta (estos últimos suelen ser una combinación de varias hierbas). Te pueden venir bien para aliviar la jaqueca, la indigestión o el dolor de estómago provocado por el alcohol y la comida picante.

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Recarga los electrolitos -

Aunque harías bien en evitar las bebidas azucaradas, incorporar algunos electrolitos a tu dieta puede ayudarte a no caer enfermo durante las vacaciones.

Fuentes: (Self) (Condé Nast Traveler)

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