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Señales de alerta -

Si sospechas que podrías tener dismorfia monetaria, hay ciertas señales de alerta que puedes intentar identificar.

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Preocuparse constantemente - La primera es preocuparse constantemente por el dinero incluso cuando se goza de estabilidad financiera. Las personas con dismorfia monetaria piensan día sí y día también en su economía.

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Obsesionarse con los pequeños gastos -

También es habitual que se obsesionen con los pequeños gastos o que se sientan completamente paralizadas a la hora de tomar decisiones financieras.

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Negarse a gastar -

La dismorfia monetaria puede, en algunos casos, hacer que las personas dejen de gastar dinero incluso en productos de primera necesidad.

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Compararse constantemente con los demás -

Otra tendencia habitual es compararse constantemente con los demás, lo que a menudo hace que las personas que la padecen se sientan inferiores.

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Sentirse culpable -

También pueden evitar mantener conversaciones que giren en torno al dinero o sentirse culpables si compran algo, aunque sea un gasto necesario.

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Querer siempre más - También es habitual que busquen ganar más aunque gocen de estabilidad e independencia económicas.

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Gastar sin control - Sin embargo, también se puede dar el caso contrario. A algunas personas con disforia monetaria también les da por invertir en objetos caros y de lujo que realmente no se pueden permitir simplemente para sentir que dan la talla.

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Causas - Hay varias razones que pueden llevar a alguien a desarrollar dismorfia monetaria, como el discurso en torno a la incertidumbre económica que estamos atravesando actualmente.

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Redes sociales -

Lo más importante, sin embargo, es la cultura de la comparación que se ha ido desarrollando gracias a las redes sociales. La gente se pasa los días comparándose con los demás, lo que hace que se sienta mal consigo misma.

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Traumas - Los traumas del pasado, relacionados o no con el dinero, también pueden jugar un papel en el desarrollo de la dismorfia monetaria.

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Personalidad - Por último, las tendencias y rasgos personales de cada uno pueden hacer que la persona sea más o menos susceptible a desarrollar este problema.

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¿A quién afecta? -

En lo que a las personas a las que afecta se refiere, está claro que las generaciones jóvenes la sufren más que las mayores.

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Estadísticas - De hecho, según un estudio realizado por Credit Karma en 2024, hasta un 43% de la generación Z experimenta dismorfia monetaria.

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Generación -

La explicación más obvia es que esta generación pasa más tiempo en las redes sociales que todas sus precursoras.

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Otros factores -

La gente joven también hace frente a una combinación singular de presiones económicas entre las que se incluyen los préstamos estudiantiles, la incertidumbre laboral y el alto coste de la vivienda.

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Consecuencias -

Aunque pueda no parecer demasiado grave, la dismorfia monetaria puede tener un efecto muy serio tanto en la salud mental como en la economía personal.

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Estrés -

También puede generar mucho estrés, ya que preocuparse constantemente por el dinero cuando no hay motivo para ello puede mermar el bienestar de las personas.

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Problemas personales - Asimismo, la dismorfia monetaria puede afectar a las relaciones, ya que quienes la padecen pueden acabar cargando a los demás con sus preocupaciones.

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Problemas económicos -

Además del lastre que supone para la salud mental, la dismorfia monetaria también puede acarrear problemas financieros, ya que puede llevar a la persona a gastar impulsivamente.

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Cómo superarla -

Por suerte, si sientes que padeces dismorfia monetaria, hay ciertas cosas que puedes hacer para librarte de ella.

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Transforma tu concepto del dinero -

En primer lugar, intenta cambiar la percepción que tienes sobre el dinero. Piensa en él como una herramienta que te ayudará a liberarte de tus constantes expectativas y comparaciones.

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Identifica los pensamientos ansiosos - En segundo lugar, intenta utilizar la conciencia plena para reconocer tus pensamientos negativos acerca del dinero. Identifica el pensamiento, obsérvalo y deja que exista sin entrar en un bucle de negatividad.

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Pon en duda tus creencias -

También te puede ser de utilidad empezar a cuestionarte tus creencias en torno al dinero. Por ejemplo, si siempre te dices a ti mismo que no sabes cómo gestionar tus finanzas, pregúntate de dónde viene esa idea y si es verdad o no.

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Ten cuidado con las redes sociales -

Ten cuidado con cómo interpretas lo que ves en redes sociales. La aplastante mayoría de lo que la gente comparte en TikTok e Instagram no refleja del todo su realidad.

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Ten cuidado con las redes sociales -

Por ejemplo, si tu mejor amigo comparte una publicación sobre su auto nuevo o sus últimas vacaciones, probablemente no hablará de cuánto dinero se ha dejado en cada cosa.

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Analiza la realidad -

También es buena idea que dediques tiempo a analizar tu realidad financiera. Cíñete a los hechos para reducir la ansiedad que te genera la incertidumbre.

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Practica la gratitud -

Por último, practicar la gratitud es una gran forma de combatir la dismorfia monetaria. En lugar de centrarte en los defectos, piensa en todo lo que has logrado hasta la fecha.

Fuentes: (Verywell Mind)

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