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Decir "lo que a ti te apetezca" en vez de compartir tu opinión -

Dejar una decisión en manos de otra persona para acabar quejándote no es muy considerado que se diga. La próxima vez, expresa tu opinión y no te dejes llevar por las preferencias de los demás.

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Felicitar a alguien por su peso -

Aunque te parezca algo positivo, el peso es un tema delicado para muchas personas. La próxima vez que quieras elogiar a alguien, céntrate en su actitud y no en su físico.

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Decir que alguien está muy callado -

Hacer que las personas más reservadas de un grupo pasen a ser el centro de atención solo hará que se sientan incómodas o avergonzadas. Si no hablan tanto como los demás, por algo será.

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Insistir en darle algo a alguien después de que la persona haya dicho que no -

Aunque creas que la persona ha dicho que no por mera cortesía, deja que sea ella quien tome la decisión consciente de expresar sus deseos. Sin embargo, lo más probable es que la respuesta fuese sincera.

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Interrumpir a alguien que está solo -

Que una persona esté sola no necesariamente quiere decir que esté buscando compañía, sino que está disfrutando de la suya propia. Si ves a alguien leyendo, comiendo o con auriculares, no te pongas a hablarle.

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Comparar experiencias traumáticas -

Cuando alguien está pasando por un mal momento, es normal querer darle a entender que comprendes su situación. Sin embargo, aunque tu intención sea demostrar empatía, a veces puede interpretarse como que estás comparando vuestras experiencias. Cuando alguien hace frente a una dificultad, solo quiere que le escuchen y no que relativicen sus sentimientos.

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Poner de relieve las restricciones dietéticas de alguien -

Puede que conozcas a alguien que está intentando adoptar una dieta vegana pero que de vez en cuando se permite comer lácteos. En esos casos, evita decir cosas como "no puedes comer eso". La alimentación es una cuestión muy personal en la que los demás no deberían entrometerse.

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Dar indicaciones sin estar seguro -

Si alguien te pide indicaciones para llegar a algún sitio y tú te ofreces a ayudarle sin estar seguro, le harás un flaco favor. Lo mejor que puedes hacer es recomendarle que le pregunte a alguien que sí vaya a saber echarle un cable.

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Dar consejo sobre cómo cuidar de los niños sin que te lo pidan -

Por mucho que quieras ayudar a una pareja de padres primerizos, darles consejos sobre el embarazo o la crianza de los hijos sin que te lo pidan no es agradable.

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Acabar todas las frases con exclamaciones -

¿Por qué gritas? Acabar todas las frases con exclamaciones resulta muy violento.

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Ir al trabajo enfermo para acabar un proyecto -

Hoy en día, ir al trabajo estando enfermo no es algo que la mayoría de tus compañeros vaya a apreciar.

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Hacerle una encerrona a un amigo soltero -

A menos que dicho amigo te pida que le presentes a alguien, muy probablemente no apreciará que lo hagas sin su permiso. Aunque creas estar haciéndole un favor, puede que prefiera estar soltero.

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Decirle a alguien que sonría -

Pedirle a alguien que sonría rara vez nace de la preocupación por los sentimientos de la otra persona y sí de la búsqueda de comodidad personal. Además de no tener en cuenta la situación de la otra persona, pedirle que sonría muy probablemente solo servirá para lograr el efecto contrario.

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Llamar a alguien "cariño", "corazón", etc. -

Cuando estos apelativos cariñosos se usan en el contexto equivocado y vienen de las personas incorrectas (p. ej. un jefe o compañero de trabajo), su efecto puede ser completamente contrario al deseado. 

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Preguntarle si está bien a alguien que claramente no lo está -

Cuando vemos a alguien tosiendo sin parar o al borde de las lágrimas, es normal interesarse por su bienestar. Sin embargo, preguntarle si está bien cuando claramente no lo está no resulta especialmente útil. Lo mejor que puedes hacer es ofrecerle un vaso de agua o animarle a hablar de lo que le pasa.

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No decirle a alguien que tiene comida entre los dientes -

Puede que no quieras hacerle sentir vergüenza, pero si no se lo dices, es probable que se encuentre en una situación incómoda una vez os separéis.

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Que un peatón le ceda el paso a un auto -

Si el peatón tiene derecho a pasar, no tiene sentido que le ceda el paso al auto. Eso solo hará que ambas partes se queden esperando a que la otra reaccione y acaben perdiendo el tiempo.

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Que un conductor le ceda el paso a un peatón en un sitio que no es un paso de cebra -

Si un peatón intenta cruzar la calle por otro sitio que no sea el paso de cebra, es peligroso que los conductores reduzcan la marcha y les cedan el paso. Esto se debe a que otro auto puede acabar atropellándolo al intentar adelantar.

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Decirle a alguien que no se preocupe -

Todos decimos esto a veces y, aunque en ocasiones pueda resultar reconfortante, por lo general suele parecer una reacción despectiva hacia los sentimientos de la otra persona.

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Sostenerle la puerta a alguien antes de tiempo -

Por muy bienintencionado que sea este gesto, acaba por ser incómodo para todos, ya que las personas tienen que darse prisa en llegar a la puerta para no hacer esperar al otro.

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Insistir en conquistar a alguien que ya te ha rechazado -

Hollywood nos ha hecho creer que es romántico ir detrás de alguien que ya nos ha rechazado. En la vida real, solo lograrás espantar a la persona.

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Darle a alguien un montón de ropa vieja -

A veces, intercambiar ropa con amigos y familiares es una forma divertida de actualizar el fondo de armario sin gastar dinero. Sin embargo, darle un montón de ropa a alguien sin previo aviso solo servirá para llenar su casa de trastos innecesarios.

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Intentar cambiar las creencias de alguien -

Las personas religiosas suelen creer que sus creencias y principios son mejores que los de los demás. Sin embargo, intentar convencer a alguien de esto, por muy buena intención que se tenga, solo resulta molesto y ofensivo.

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Tocarle la lumbar a alguien para que se aparte -

Este gesto suele ser innecesario y, para colmo, suele ser más típico de los hombres que de las mujeres. Si necesitas que alguien se aparte, pídeselo con educación y punto. ¡No hace falta invadir su espacio personal!

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Forzar a alguien a salir de fiesta -

Ciertos extrovertidos pueden intentar persuadir a otras personas de salir por la noche. Sin embargo, cuando alguien rechaza este tipo de invitaciones, suele ser por necesidad personal.

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Hacer el trabajo de alguien sin decírselo -

En ocasiones puede ser una agradable sorpresa descubrir que alguien se ha molestado en hacerte el favor de acabar tus tareas. Sin embargo, lo más habitual es que esto no le siente bien a la otra persona, ya que es posible que lo tuviese todo organizado para ponerse manos a la obra.

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Decirle a la gente con pelo rizado que le queda mejor liso -

Al igual que hay personas que se rizan el pelo, hay otras que a veces se lo alisan. Sin embargo, decirle a alguien que prefieres la versión artificial de su cabello a la auténtica puede ser ofensivo y reforzar prejuicios anticuados.

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Decir que te gusta algo cuando en realidad no es así -

Mentir sobre tus gustos y preferencias nunca es buena idea. Por un lado, acabarás haciendo cosas que te no te apetecen y, por otro, harás que las otras personas crean que están estableciendo un vínculo sincero contigo cuando en realidad no es así.

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No corregir a alguien -

Si ves a alguien diciendo cosas ofensivas, no decir nada con tal de ser "amable" no beneficia a nadie.

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Decirle a una mujer que es diferente a las demás -

Igual pensaste que diciendo eso estarías halagándola, pero ahora la has obligado a averiguar cuál es tu percepción de las mujeres en general y por qué a ella la consideras una excepción.

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Ser excesivamente afectuoso con alguien desde el principio -

Ser excesivamente atento y afectuoso con alguien desde el inicio de la relación en realidad es una actitud tóxica que hace que la otra persona se sienta obligada a corresponder estos gestos.

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Hacerle creer a alguien que te gusta -

Ser ambiguo con alguien para no romperle el corazón puede parecer un gesto de buena fe, pero en realidad solo complica las cosas a medida que los sentimientos se vuelven más complejos.

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No hacer críticas constructivas -

Si estás en una reunión o alguien comparte su trabajo contigo y decides no hacer una crítica constructiva por miedo a ofenderle, es importante que entiendas que esto puede hacerle más mal que bien a la larga.

Fuentes: (Thought Catalog) (Bustle)

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