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Origen de la Inquisición -

La Inquisición fue creada a través de una bula papal, Ad Abolendam, emitida a finales del siglo XII por el Papa Lucio III (c. 1097–1185). Esta se conocía como la Inquisición Medieval.

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Persecución de los cátaros -

Durante los siglos XII y XIII, la Inquisición organizó la persecución de las religiones cristianas no católicas en Europa. El Papa Lucio III envió obispos al sur de Francia para reunir a los que practicaban el catarismo, una secta cristiana dualista cuyas creencias desafiaban las de Roma. Los seguidores, conocidos como cátaros, eran vistos como herejes por la Iglesia Católica, que no reconocía su cristianismo poco ortodoxo. Estos esfuerzos continuaron hasta el siglo XIV.

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Valdenses -

Durante el mismo período, la Iglesia Católica también persiguió a los valdenses en Alemania y el norte de Italia. Los valdenses condenaron al clero católico por ser indigno de ocupar un cargo religioso. El movimiento, uno de los primeros precursores de la Reforma protestante en el siglo XVI, fue posteriormente tildado de herético. Más tarde, el Papa Gregorio IX instituyó la inquisición papal en 1231 para la aprehensión y juicio de los herejes, encargando a las órdenes dominicana y franciscana que se hicieran cargo de la tarea de rastrear e identificar a cualquiera que difiriera en opinión del dogma católico establecido.

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Papa Inocencio IV -

Poco antes de que terminara su papado en 1254, el Papa Inocencio IV autorizó a los inquisidores a permitir que secuaces laicos torturaran a herejes inflexibles, a menudo en celdas ocultas o mazmorras subterráneas.

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Tortura -

Era una práctica común en el siglo XIII que se aplicaba a los acusados de herejía que se negaban a testificar. Además, a los herejes no se les permitía enfrentarse a los acusadores, no recibían consejo y, a menudo, eran víctimas de acusaciones falsas. La ejecución era inevitable, por lo general quemándolos en la hoguera.

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Bernard Gui (c. 1261–1331) -

Uno de los inquisidores más notorios de principios del siglo XIV fue Bernard Gui. Entre 1307 y 1323, a instancias del Papa Clemente V y el Papa Juan XXII, Gui se desempeñó como inquisidor jefe de Toulouse y él mismo declaró a más de 600 personas culpables de herejía. Un Gui ficticio aparece en la novela histórica más vendida de 1980 'El nombre de la rosa', y fue interpretado por el actor F. Murray Abraham en la adaptación cinematográfica de 1986.

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El diario del inquisidor -

Bernard Gui escribió su infame Practica officii inquisitionis heretice pravitatis ('Conducta de la Inquisición en la depravación herética') a principios del siglo XIV. Este influyente manuscrito para inquisidores incluía capítulos que proporcionaban descripciones de las creencias y prácticas de los herejes, y orientación para inquisidores sobre los mejores métodos de interrogatorio. También se destaca que el trabajo es el primer manual del inquisidor que se refiere específicamente a las penas para los judíos reincidentes. Imagen: Biblioteca de Toulouse

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Caballeros Templarios -

En 1307, los inquisidores participaron en el arresto masivo y la tortura de casi 15.000 Caballeros Templarios en Francia. Entre los arrestados y torturados estaba Jacques de Molay (c. 1244-1314), el último Gran Maestre de los Caballeros Templarios. En este grabado, lo llevan a la hoguera mientras grita al Papa Clemente y al Rey Felipe que se enfrentarán a "un tribunal con Dios" dentro de un año. Ambos murieron poco después.

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Juana de Arco (1412–1431) -

La víctima más famosa de la Inquisición durante este período fue Juana de Arco. El 30 de mayo de 1431, la "Doncella de Orleans" fue quemada en la hoguera. En 1456, un tribunal inquisitorial autorizado por el Papa Calixto III examinó el juicio, desacreditó los cargos en su contra, incluido el de herejía, la declaró inocente y la declaró mártir.

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Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición -

En 1478, los Reyes Católicos, el rey Fernando II de Aragón y la reina Isabel I de Castilla, establecieron el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. Esta sede del juicio era más comúnmente conocida como la Inquisición española.

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Inquisición española - La Inquisición española se llamó así porque operó ampliamente en España y en todas las colonias y territorios españoles, incluidos los de América del Norte, Central y del Sur.

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Conversión al catolicismo -

Originalmente, la Inquisición debía asegurarse de que aquellos que se habían convertido al catolicismo desde el judaísmo o el Islam lo hubieran hecho correctamente, e identificar a los herejes que se mezclaban entre los reformados.

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¿Bautismo o exilio? -

Los no católicos tenían pocas opciones además de cumplir. Dos decretos reales emitidos en 1492 y 1501 ordenaron efectivamente a judíos y musulmanes elegir el bautismo o el exilio.

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Huyendo de España -

A raíz del primer decreto, muchos judíos optaron por no convertirse. Se estima que 160.000 se vieron obligados posteriormente a abandonar España. Muchos cientos de musulmanes hicieron lo mismo.

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Sospecha -

La regulación de los católicos recién convertidos se intensificó después de que los Reyes Católicos comenzaran a sospechar, creyendo que la corrupción en la Iglesia católica española era causada por judíos que, para sobrevivir a siglos de antisemitismo, se convirtieron al cristianismo simplemente para evitar la persecución. Mientras tanto, se investigaba a cualquier persona sospechosa de ser hereje, incluso a aquellos que se habían convertido voluntariamente al cristianismo.

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España y Portugal -

Un judío que se convertía al catolicismo en España o Portugal durante los siglos XIV y XV era conocido como converso. Al musulmán que había aceptado el bautismo se le llamaba morisco. A diferencia de los judíos conversos, los moriscos estaban sujetos a un edicto de mayor persecución y expulsión incluso después de su conversión al catolicismo.

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Culpables -

Mientras tanto, se culpaba a los conversos de todo, desde los brotes de peste y el envenenamiento del suministro de agua hasta el secuestro de niños.

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Desiderius Erasmus (1466–1536) -

Proclamar una creencia en una doctrina religiosa diferente a la de la Iglesia Católica podría conducir a una sentencia de muerte. Y las líneas a menudo eran borrosas. Por ejemplo, a pesar de que él mismo era católico, el erudito y humanista holandés Desiderius Erasmus era visto como un reformista y cualquiera que siguiera sus enseñanzas enfrentaba persecución.

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Tomás de Torquemada (1420–1498) -

El fraile dominico Tomás de Torquemada fue el primer Gran Inquisidor y ejerció sus responsabilidades con un celo despiadado. En 1478 se creó el Tribunal de Castilla para investigar las herejías entre los conversos, establecido con la bendición de los Reyes Católicos. Torquemada aparece en la foto con el rey Fernando II y la reina Isabel.

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Tribunal de Castilla -

El nombramiento de Torquemada marcó el comienzo de un capítulo verdaderamente aterrador en la historia de la Inquisición española. La tortura se sistematizó y se utilizó de forma rutinaria para obtener confesiones.

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Auto-da-fé -

La sentencia de los herejes confesos se hacía en un acto público, un gran espectáculo conocido como auto de fe, un ritual de penitencia.

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Zamarra -

A los herejes condenados se les obligaba a ponerse una zamarra, una túnica de tela amarilla con figuras de monjes, dragones y demonios. El uso de tal prenda significaba que el acusado era impenitente y había sido sentenciado a muerte.

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Fuego revolto -

Esa prenda significa que el hereje que se arrepintiera después de ser condenado no sería quemado vivo en la hoguera, sino que tendría la piedad de ser estrangulado antes de encender el fuego.

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Sambenito -

Los herejes que habían confesado sus pecados usaban el sambenito, que significaba que el usuario se había librado de ser quemado y en su lugar solo debía hacer penitencia. Al final, las tres prendas se etiquetarían bajo el término general, sambenitos.

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Quemados en la hoguera - Los herejes que se negaban a confesar siempre eran quemados en la hoguera. Durante la Edad Media, este era el método de ejecución más común para los acusados de brujería o herejía.

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Diego de Deza (1444–1523) -

El sucesor de Torquemada como Gran Inquisidor fue el igualmente fanático Diego de Deza. Al igual que Torquemada, Deza sentía una aversión particular por los conversos y también creía que la mayoría, si no todos, conservaban en secreto su fe original. Posteriormente, intensificó la caza de la herejía dentro de las ciudades, esta vez arrestando a numerosos miembros de la nobleza y del gobierno local a quienes acusó de disidencia y blasfemia. Imagen: Museo del Prado

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Francisco Jiménez de Cisneros (1436–1517) -

La muerte de la reina Isabel en 1504 llevó al rey Fernando II a nombrar personalmente a Francisco Jiménez de Cisneros (Ximenes) como Gran Inquisidor después de que Deza cayera en desgracia, siendo acusado él mismo de practicar el judaísmo en secreto.

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Norte de África -

Ximenes persiguió a los moriscos hasta el norte de África, donde se estableció la Inquisición. A medida que España se expandió a las Américas a mediados del siglo XVI, también lo hizo la Inquisición. Mientras tanto, Roma renovó su propia Inquisición.

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Portugal y España -

En 1580, España y Portugal fueron gobernados conjuntamente por la corona española y comenzaron a reunir y masacrar a los judíos que habían huido de España. Lisboa (foto) se convirtió en un escenario sangriento en el que no se escatimó piedad hacia los acusados y condenados por herejía.

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José I Bonaparte (1768–1844) -

La Inquisición continuó su ciclo mortal a lo largo del siglo XVII y hasta el siglo XVIII. En 1808, Napoleón derrotó a España y ordenó la abolición de la Inquisición. Un intento a raíz de la derrota de Napoleón en 1814 durante la Guerra de la Península por parte de Fernando VII para restablecer la Inquisición fracasó. Es al hermano mayor de Napoleón, José, rey de Nápoles y Sicilia (1806-1808) y rey de España (1808-1813) a quien se le atribuye el fin de la Inquisición española, que fue abolida oficialmente por decreto real en julio de 1834.

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Fin de la tiranía -

Las estimaciones sobre cuántas personas murieron durante los tres siglos de duración de la Inquisición española varían ampliamente, desde 5.000 hasta 25.000. Ciertamente, alrededor de 150.000 fueron perseguidos y procesados por sus creencias religiosas.

Fuentes: (HistoryExtra) (World History Encyclopedia) (The Atlantic) (Britannica) 

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