¿Sabías que estas figuras eran "queer"?
Al rey David se lo menciona en varios libros de la Biblia, entre ellos 1 Samuel, 2 Samuel, 1 Crónicas y 2 Crónicas. David también es la segunda persona a la que más se nombra en las sagradas escrituras después de Jesús.
David era de la tribu de Judá (una de las doce tribus de Israel). Judá era uno de los hijos de Jacob, quien era "más poderoso que sus hermanos" (1 Crónicas 5:2). La ciudad de Jerusalén era parte de su territorio.
No está del todo claro cuándo vivió, pero los expertos creen que fue hacia el 1000 a.C.
Mientras que Saúl, el primer rey de Israel, era de la tribu de Benjamín, la de David se convirtió en una de reyes y su linaje gobernó en Jerusalén alrededor de 400 años.
El linaje de David se remonta a Rut y Booz. Su padre era Jesé, quien a su vez descendía de Obed, hijo de Rut y Booz. El Libro de Rut versa sobre el amor de Dios y la redención. David también se convirtió en un vehículo y un símbolo de la redención y la compasión de Dios.
Belén, el lugar de nacimiento de Jesús, se menciona como "la ciudad de David" en Lucas 2:4 "por ser de la casa y familia de David".
El número 7 es importante en la Biblia, ya que se lo asocia con la completitud, la santidad y la perfección. Hay un cierto debate acerca de si David era el séptimo hijo de Jesé o si tenía siete hermanos. Sea como fuere, no era el primogénito, una posición importante en el contexto del judaísmo.
David fue elegido por Dios para liderar y salvar a su pueblo. La Biblia lo describe como el "ungido", un sinónimo de "mesías", un título por el que se conoce a Jesús.
Los hijos de Jesé se presentaron frente al profeta Samuel, enviado por Dios para ungir al siguiente rey. David fue elegido por su corazón (1 Samuel 13:14 y 16:7).
David cuidaba de las ovejas de su padre. En 1 Samuel 17:34-35, él mismo nos cuenta con todo lujo de detalles lo peligroso que podía llegar a ser su trabajo: "Cuando tu siervo pastoreaba el rebaño de su padre, si venía el león o el oso y se llevaba una oveja del hato, yo corría tras él, lo golpeaba y la rescataba de sus fauces. Y si me atacaba, lo agarraba por la melena y lo mataba a golpes".
Antes de que Samuel ungiese a David, él era el elegido. Pero tras ungirlo, el espíritu del Señor salió de Saúl y un espíritu maligno lo atormentó. David lo tranquilizó tocando el arpa para él.
"Y cuando venía el espíritu de Dios sobre Saúl, cogía David la cítara y tañía con su mano. Saúl se calmaba, quedaba tranquilo y el mal espíritu se retiraba de él" (1 Samuel 16:23).
Esta es una de las historias más famosas de David y una basada en la fe. David se enfrentó solo al gigante Goliat cuando los ejércitos israelita y filisteo se encontraban en colinas opuestas. Goliat se rio de él y del Dios de Israel.
David le contestó lo siguiente: "Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina. En cambio, yo voy contra ti en nombre del Señor del universo, Dios de los escuadrones de Israel al que has insultado. El Señor te va a entregar hoy en mis manos, te mataré, te arrancaré la cabeza y hoy mismo entregaré tu cadáver y los del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras de la tierra. Y toda la tierra sabrá que hay un Dios de Israel. Todos los aquí reunidos sabrán que el Señor no salva con espada ni lanza, porque la guerra es del Señor y os va a entregar en nuestras manos" (1 Samuel 17:45-48).
David derrotó al gigante filisteo con una honda. Le acertó en la cabeza y, cuando cayó al suelo, David usó su espada para decapitarlo.
David pasó de ser un pastor a un guerrero muy bueno. "Cuando David salía en expedición adonde quiera que le enviaba Saúl, tenía éxito, y Saúl le puso al frente de los soldados. Cayó bien a todo el pueblo y también a los servidores de Saúl" (1 Samuel 18:5).
Cuando los israelitas vencieron a los filisteos, las mujeres bailaron y cantaron "Saúl mató a mil, David a diez mil" (1 Samuel 18:7), algo que no le sentó nada bien a Saúl. Esto hizo que se volviese contra David y que intentase matarlo en varias ocasiones. No tuvo suerte y acabó muriendo en combate.
A David se lo considera el gran rey de Israel, pero su camino al trono no fue uno de rosas. Tras la muerte de Saúl, su hijo Isbaal se hizo con la corona. Sin embargo, David había sido ungido rey por la tribu de Judá. Isbaal murió asesinado y David se convirtió en rey de Israel a los 30, llegando a gobernar durante 40 años.
David era humano y, por lo tanto, imperfecto. Cometió adulterio con Betsabé, la mujer de Urías el Hitita, uno de sus soldados. David la dejó embarazada y después intentó ocultar su pecado (por aquel entonces punible con la muerte) llevándolo a casa tras la batalla y haciendo que se acostase con Betsabé. No tuvo suerte, por lo que tuvo que trazar un plan alternativo.
En un intento por ocultar su pecado, David conspiró para que Urías muriese en combate. Tras la muerte de este, David se casó con Betsabé y esta dio a luz al hijo de ambos... Que acabó muriendo.
Aunque ya hemos hablado de los hermanos de David, la familia de este no hizo más que crecer con los años. Tuvo ocho mujeres (como mínimo) y, según la Biblia, al menos 19 hijos.
David fue un gran músico y compositor. De los 150 salmos de la Biblia, 73 se le atribuyen a él. Estos incluyen desde lamentos hasta canciones para alabar y dar gracias.
David fue ungido cuando Saúl aún estaba en el trono y, a pesar de ser una amenaza para su dinastía, era muy amigo de su hijo Jonatán.
Su amistad era tan fuerte que incluso la formalizaron con una alianza: "Jonatán hizo un pacto con David, a quien amaba como a sí mismo. Se despojó del manto que llevaba y se lo dio a David, lo mismo que sus vestiduras y hasta su espada, su arco y su cinturón" (1 Samuel 18:3-4).
Las cosas se torcieron cuando Saúl amenazó a David y este se vio forzado a huir. Su emotiva despedida puede leerse en 1 Samuel 20. Tanto Jonatán como su padre murieron en combate. En su sentido lamento, David le dedicó estas palabras: "Estoy apenado por ti, Jonatán, hermano mío. Me eras gratísimo, tu amistad me resultaba más dulce que el amor de mujeres" (2 Samuel 1:26).
El rey David estableció la capital de Israel en Jerusalén. La posición de la ciudad era estratégica y accesible para las diferentes tribus de Israel. Aquí fue donde se acabaría construyendo el Primer Templo.
El rey David también ordenó llevar a Jerusalén el arca de la alianza, la cual contenía las tablas con los diez mandamientos otorgadas a Moisés y otros objetos de valor como la vara de Aarón. En 2 Samuel 6 se ofrece más información al respecto.
David hizo frente a una rebelión liderada por su hijo Absalón. Aunque ordenó a los militares que no lo matasen, Absalón murió en combate después de que el pelo se le enredase en los árboles del bosque de Efraín.
Tiempo después, David hizo frente a otra rebelión, en esta ocasión liderada por un hombre de la tribu de Benjamín llamado Seba. Este fracasó y acabó decapitado.
En 2 Samuel 7:12-16 se cuenta que la alianza de Dios y David incluye la promesa de que su linaje perdurará. Y así fue: su hijo Salomón se convirtió en rey de Israel, su reinado fue próspero y la nación progresó con la construcción del Primer Templo en Jerusalén.
La promesa que Dios le hizo a David en 2 Samuel 7 es clara: "tu trono durará para siempre". La genealogía de Jesús se relata tanto en el Evangelio según san Mateo como en el Evangelio según san Lucas. Ambos coinciden en que las raíces de Jesús se remontan hasta David.
Fuentes: (OverviewBible) (Discover Walks) (BibleGateway) (Biblia.com)
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A ojos de muchos, David fue el gran rey de Israel. El "ungido" fue elegido por Dios para liderar y salvar a su pueblo. ¿Pero cuánto sabemos sobre este icónico monarca? Puede que a algunos nos suene la historia de que se enfrentó a un gigante llamado Goliat, pero David fue mucho más que un valiente guerrero. También fue un pastor, un músico virtuoso, el autor de varias partes de la Biblia y un hombre que pecó al igual que cualquier otro humano. En esta galería viajamos al 1000 a.C. para contarte la historia del rey David. ¡Haz clic para descubrirla!