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Reconocida por el Guinness de los Récords como la asesina más prolífica de la historia, Báthory habría acabado con la vida de más de 600 niñas para satisfacer su sed de sangre. Sin embargo, como ocurre con muchos acontecimientos históricos, su historia dista mucho de ser sencilla.
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Elizabeth Báthory, también conocida como Báthory Erzsébet, nació el 7 de agosto de 1560 en Nyírbátor. Procedía de una respetada familia noble protestante de Hungría y su familia era muy poderosa en Transilvania.
El rey de Polonia era Esteban Báthory, como se muestra en la imagen.
Está reconocida por el Guinness World Records como la mujer asesina más prolífica.
Hasta los 15 años, se crio en el castillo familiar de Ecséd antes de casarse.
En 1575 se casó con el conde Ferenc Nádasdy, miembro noble y rico de una familia similar a la suya. Sin embargo, su familia tenía más influencia.
Tras casarse, Báthory se trasladó al castillo de Čachtice, residencia de su marido, situado en los Pequeños Cárpatos, cerca de Nové Mesto nad Váhom y Trenčín, en la actual Eslovaquia.
Durante las guerras otomano-húngaras, Nádasdy sirvió como soldado mientras Elizabeth Báthory se ocupaba de los asuntos comerciales y de la hacienda, demostrando su notable competencia en estas áreas.
A pesar de los rumores que circulaban desde hacía tiempo sobre su cruel comportamiento, estas denuncias eran ignoradas de forma sistemática debido a que las víctimas pertenecían a la clase campesina.
Las pruebas de los crímenes de Elizabeth Báthory empezaron a aparecer tras la muerte de Nádasdy en 1604, cuando tenía unos 40 años. Los testimonios revelan que sus primeras víctimas fueron jóvenes sirvientas de entre 10 y 14 años.
Según los informes, las víctimas eran hijas de granjeros de los alrededores, a las que se atraía a Čachtice prometiéndoles trabajos bien remunerados como criadas y sirvientas en el castillo. También se afirma que la condesa empezó a asesinar a hijas de nobles de menor rango, a las que sus propios padres enviaban al castillo pensando les enseñarían a comportarse como señoritas.
La acusaban de cometer actos atroces como dar brutales palizas, infligir quemaduras, mutilar manos, arrancar carne de las caras, brazos y otras partes del cuerpo, someter a las víctimas a frío extremo y causarles la muerte por inanición. Otras personas mencionaron que utilizaba agujas para torturar a las niñas.
Además, algunas personas afirmaron que sometió a las niñas a dolorosas quemaduras con pinzas calientes antes de sumergirlas en agua helada. Además, varias fuentes informaron de que a algunas jóvenes las cubrió, primero, de miel y, después, de hormigas vivas.
No hay pruebas que apoyen la afirmación de que Elizabeth Báthory practicaba el canibalismo, pero sí muchas sospechas.
La condesa adquirió renombre en la cultura popular por consumir supuestamente la sangre de sus víctimas.
Según las leyendas, se dice que se sumergía en la sangre de sus jóvenes víctimas para mantener su juventud.
En 1610, el rey Matías II encargó una investigación a György Thurzó, palatino de Hungría.
Thurzó ordenó a dos notarios que recopilaran los hechos, ya que registraron las declaraciones de más de 300 testigos entre 1610 y 1611.
Thurzó puso bajo custodia a Báthory y a cuatro supuestos cómplices en el castillo.
Al parecer, los hombres de Thurzó encontraron a una chica muerta, otra moribunda y otra herida, mientras que las demás estaban encerradas.
Los sirvientes de Báthory se enfrentaron a acusaciones de complicidad y fueron sometidos a procesos judiciales, pero la condesa eludió el procesamiento debido a su posición social e influencia. Numerosos testigos declararon contra Báthory. Aunque la investigación de Thurzó reveló que la condesa había infligido torturas y causado la muerte de más de 600 personas, el recuento oficial en el juicio se redujo a 80.
Báthory nunca fue juzgada, sino que permaneció en sus aposentos del castillo de Čachtice.
Según los informes, la condesa fue confinada en un conjunto de habitaciones, donde solo se dejaban abiertas pequeñas rendijas para la ventilación y la comida. Permaneció allí hasta su muerte, tres años después, el 21 de agosto de 1614.
Las pruebas presentadas durante el juicio apoyaron las acusaciones vertidas contra Báthory; sin embargo, los estudiosos modernos han planteado dudas sobre la veracidad de estas acusaciones. Cabe señalar que era una mujer hábil y eficaz en la gestión de sus bienes, lo que apunta a una detención motivada por causas políticas.
Se ha sugerido que el rey Matías II debía una importante cantidad de dinero a la familia Báthory. Esta deuda se canceló posteriormente como consecuencia del escándalo. Esto apoya la teoría de que las acusaciones contra ella eran falsas y se hicieron para calumniarla, lo que permitió a sus parientes hacerse con el control de sus tierras.
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La leyenda de Elizabeth Báthory: la condesa que aterrorizó a Hungría
Desvelando los horribles crímenes de esta aristócratahúngara
ESTILO DE VIDA Criminales
La historia suele transformar a las mujeres influyentes en leyendas, y Elizabeth Báthory, una aristócrata húngara acusada de actuar como asesina en serie en los siglos XVI y XVII, no es excepción. Su legado sigue inspirando escalofriantes historias de horror y crueldad, incluso cuatro siglos después de su muerte.
Reconocida por el Guinness de los Récords como la asesina más prolífica de la historia, Báthory habría acabado con la vida de más de 600 niñas para satisfacer su sed de sangre. Sin embargo, como ocurre con muchos acontecimientos históricos, su historia dista mucho de ser sencilla.
¿Fue una asesina despiadada y atormentada o fue víctima de una elaborada conspiración? Echa un vistazo a la galería y forma tu propia opinión.