Luis XIV, hijo de los reyes Luis XIII y Ana de Austria, nació en 1638 durante un periodo de gran bonanza para la monarquía francesa.
Heredó el trono con tan solo cinco años, por lo que su madre hizo de regente. Bajo su tutela, el joven Luis creció convencido de su autoridad divina y absoluta como monarca.
Los cortesanos de Luis XIV cumplían los deseos de su "divino soberano" a rajatabla. Ejemplo de ello era la forma en que debían sentarse, colocando el pie izquierdo ligeramente por delante del derecho, situando las manos a ambos lados de la silla y descendiendo con suavidad.
Los visitantes tenían la obligación de arañar ligeramente la puerta de sus aposentos con el dedo meñique para pedir permiso para entrar, ya que estaba mal visto llamar con los nudillos.
Luis XIV también tenía fama de ser un gastizo que sentía pasión por el arte y la cocina. Tanto era así, que todas las noches organizaba un banquete para la corte a las 22:00 que contaba con la participación de 500 encargados de cocinar y servir.
Para sorpresa de nadie, cuando los médicos le hicieron la autopsia, se descubrió que su estómago era tres veces más grande de lo normal.
Luis XIV solicitó el servicio de un artista culinario de renombre, François Vatel, a quien apodaron el "príncipe de los cocineros" por su increíble destreza en la cocina. Sin embargo, ni él mismo fue capaz de soportar la presión de los pantagruélicos festines del rey. La gota que colmó el vaso fue la humillación que sufrió tras quedarse corto calculando la cantidad de comida necesaria para satisfacer el apetito de 5000 comensales a lo largo de tres días seguidos. Cuando el pescado que habían encargado no llegó a tiempo, Vatel tiró la toalla.
Justo antes de que el pedido llegase, Vatel se quitó la vida con una espada.
El código de vestimenta era muy formal y los hombres estaban obligados a llevar espada. Luis XIV le daba mucha importancia a la moda y se rumorea que los miembros de la corte tenían que estar a la par de las últimas tendencias si no querían perder el favor del monarca.
De hecho, los nobles solían endeudarse por ir siempre a la última. No hay que perder de vista que durante el Barroco la ropa era de lo más opulenta, con detalles en oro, lazos, perlas, etc.
En el siglo XVII, los médicos tenían una opinión muy diferente sobre la higiene personal. Estaban en contra de los baños, ya que creían que los poros se volvían susceptibles a las enfermedades. Esto, obviamente, chocaba frontalmente con el lujo y la opulencia de la corte.
Hay muchos relatos históricos que aseguran que Luis XIV solo se bañó tres veces en su vida, pero lo más probable es que se trate de una exageración. Por aquel entonces, la mayoría de personas se aseaban solo una vez al año, pero la realeza y la aristocracia se cambiaban las camisas de lino con regularidad para mantener la "frescura". Se dice que Luis XIV se cambiaba la suya tres veces al día.
Aunque se cree que el monarca huía del agua como de la peste, sí creía fervientemente en los enemas. En aquella época estaban muy de moda, ya que se pensaba que eran beneficiosos para la salud. Algunos relatos aseguran que lo de Luis XIV rozaba el fanatismo, llegando a aplicarse más de 2000 a lo largo de su vida.
Durante esta época, las personas se ponían perfume para enmascarar el terrible olor corporal que despedían por la falta de higiene. Aun así, es probable que no sirviese de mucho.
Se rumorea que los perfumes eran tan intensos que a Luis XIV le daban migrañas.
Según una historia, la amante del rey se bañaba en perfume para intentar enmascarar el olor corporal de él durante sus encuentros. Por consiguiente, acaban discutiendo por el rechazo que ambos sentían por sus respectivos aromas.
Luis XIV, a pesar de tener amantes, era un católico devoto que iba a misa todos los días y que tenía por objetivo unir a Francia bajo una misma religión. Durante aquella época, sin embargo, ni la higiene ni la devoción estaban en boga.
La gran fe de Luis XIV le vino de su madre, Ana de Austria, quien a veces anteponía la "practicidad" a la religión.
Cuando Luis XIV cumplió los 15 años, Ana tomó la decisión de buscarle a una mujer adecuada que pudiese ilustrarle el concepto de la procreación. Y así comenzó la búsqueda de la candidata ideal.
Según los historiadores, ella quería a alguien con experiencia, discreta, sin ambición y que no fuese demasiado hermosa o cautivadora. Al parecer, escogió a una de las ladies-in-waiting conocida como "Catherine la tuerta" por motivos obvios. Cuando la reina quedó satisfecha con su labor le otorgó un título, varias propiedades y un hotel.
María Teresa de Austria y Borbón se casó con Luis XIV en 1660, cuando ambos tenían 22 y 17 años, respectivamente.
Según los registros históricos, el rey le fue fiel durante el primer año de matrimonio, pero después comenzó a tener numerosas relaciones extramaritales.
En 1661, empezaron a correr los rumores de que Luis XIV tenía una estrecha relación con Enriqueta de Inglaterra, quien se había casado recientemente con el hermano de él. Con el tiempo, se convirtió en su amante oficial y dio a luz a cuatro hijos.
En el puesto número dos estaba Madame de Montespan, quien había sido lady-in-waiting de la esposa del rey. Era una mujer ambiciosa y muchos miembros de la corte le temían.
Según los registros, buscó la ayuda de magos y hechiceros para adquirir pociones de amor que luego le administraba al rey. Estos esfuerzos por ganarse su afecto dieron sus frutos, ya que la aventura se prolongó en el tiempo y tuvieron siete hijos juntos.
Pero Madame de Montespan no era la única que recurría a este tipo de artimañas. Parece ser que estos hechiceros y alquimistas les vendían pociones a muchos miembros ambiciosos de la corte que querían que el rey les diese una mejor posición.
La policía francesa recibió una alerta de un posible complot para envenenar al rey, lo que desató una investigación a gran escala que involucró a muchos nobles y vendedores de pociones. Como resultado, 36 personas fueron condenadas a muerte, 34 fueron desterradas y muchas otras fueron castigadas.
A medida que Madame de Montespan iba perdiendo su encanto, Luis XIV empezaba a sentirse atraído por la institutriz de los hijos de esta, la Marquesa de Maintenon.
La Marquesa de Maintenon le aconsejó al rey que se olvidase de ella y se volviese a centrar en su mujer, María Teresa. Él no se dejó convencer, pero esto hizo que la reina desarrollase una cierta afinidad por la nueva amante de su marido.
Cuando María Teresa murió a los 44 años, Luis XIV decidió casarse con la Marquesa de Maintenon. Sin embargo, como ella venía de una familia muy pobre que nunca podría heredar la corona, contrajeron matrimonio en secreto. Tuvieron una boda religiosa, pero el Estado nunca reconoció su unión, por lo que ella nunca fue oficialmente reina.
Fuentes: (BBC) (Britannica) (Listverse) (Ranker)
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ESTILO DE VIDA Realeza
Luis XIV ha pasado a la historia como uno de los monarcas más memorables de Europa, recordado por encargar la construcción del magnífico Palacio de Versalles, llevar un estilo de vida de lo más lujoso y establecer una monarquía absoluta en Francia. Su reinado estuvo marcado por una serie de peculiares creencias y comportamientos que hoy en día se considerarían inaceptables (y puede que en aquella época también). Quienes formaron parte de su círculo cercano fueron testigos de su extravagante estilo de vida y a menudo se vieron obligados a ser partícipes de él para no perder su favor. Básicamente, su reinado es el claro ejemplo de lo que ocurre cuando los caprichos de un monarca se cumplen sin cuestionarse. Si quieres descubrir algunas de las anécdotas más sorprendentes de su corte, ¡haz clic para seguir leyendo!