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Las calzadas romanas jugaron un papel decisivo en la propagación de las creencias cristianas. Esta red de carreteras que cruzaba todo el territorio del imperio permitió que muchos antiguos cristianos como san Pablo pudiesen viajar y difundir la palabra de Dios.
El mensaje cristiano de esperanza resultaba especialmente atractivo para los más desfavorecidos y las calzadas ayudaron a que este llegase a las grandes urbes.
En la Biblia, Jesús no se refiere a sus discípulos como "cristianos". De hecho, estos se denominaban a sí mismos "santos" o miembros de "el Camino".
"Santo" procede del griego hagios, que significa "sagrado". "El Camino" es una referencia al concepto hebrero del halakhah, una serie de reglas que los judíos deben respetar.
La primera referencia a los "cristianos" la encontramos en los Hechos 11:26, cuando los líderes que se encuentran en Antioquía usan este término para referirse a los seguidores de Cristo: "Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos".
Jesús era judío y, como tal, se dirigía mayoritariamente a los judíos, pero un grupo de gentiles (personas no judías) también empezaron a seguir sus enseñanzas.
Al tener un pasado pagano, muchos no seguían los principios judíos, de ahí que no compartiesen sus restricciones alimentarias (entre otras cosas).
Además, a los hombres gentiles no se los circuncidaba. Esta y otras tradiciones judías se volvieron más laxas durante este periodo de establecimiento de los primeros cristianos.
La persecución de los cristianos en la antigua Roma se produjo en olas. De hecho, 12 de los 54 emperadores romanos que gobernaron entre el 30 d.C. y el 311 d.C. persiguieron a los creyentes. El que se llevó la palma fue, sin duda, Nerón.
Nerón usó a los cristianos como chivo expiatorio tras el gran incendio de Roma y les hizo pagar con su vida de formas verdaderamente atroces.
Los cristianos fueron perseguidos, crucificados, quemados y arrojados a los leones durante siglos hasta que el emperador Constantino se convirtió al cristianismo y puso fin a la persecución en el 312 d.C.
En Romanos 16:3-5 se ve cómo san Pablo hace referencia a las reuniones celebradas en casa de una pareja, Prisca y Áquila.
Por aquel entonces, ser cristiano era ser un paria. Los creyentes se organizaban en comunidades muy unidas en las que tanto judíos como gentiles seguían las enseñanzas de Jesús.
Se dedicaban a ayudar a los pobres y necesitados, así como a rezar y estudiar. Los primeros cristianos redefinieron el sentido de comunidad en la antigua Roma.
A pesar del gran número de gentiles, estos se sentían como ciudadanos de segunda clase en comparación con los judíos.
Esta distinción se volvió aún más acentuada después de que san Pedro cediese a la presión de los líderes religiosos y acabase distanciándose de los gentiles, una decisión muy criticada por san Pablo.
En Gálatas 2:11-13 se puede leer lo siguiente: "Ahora bien, cuando llegó Cefas a Antioquía, tuve que encararme con él, porque era reprensible. En efecto, antes de que llegaran algunos de parte de Santiago, comía con los gentiles; pero cuando llegaron aquellos, se fue retirando y apartando por miedo a los de la circuncisión. Los demás judíos comenzaron a simular con él, hasta el punto de que incluso Bernabé se vio arrastrado a su simulación".
Ser cristiano en la antigua Roma no era nada fácil, sobre todo en los tiempos de la persecución. El martirio estaba a la orden del día.
Algunos de los mártires cristianos más conocidos son san Pablo (quien murió decapitado) y san Pedro (crucificado boca abajo en Roma).
La vida y trágica muerte de Cristo dieron lugar a varios debates y conceptos, como la alta y baja cristología.
En resumidas cuentas, la baja cristología sostenía que Jesús era humano pero libre de pecado.
Por otro lado, la alta cristología defendía que Jesús era parte de la Santísima Trinidad y, por lo tanto, divino.
El emperador Septimio Severo fue quien hizo un espectáculo de la tortura y la matanza de los cristianos en torno al 192 d.C.
Hacia el 202 d.C., los romanos tenían prohibido convertirse al judaísmo o cristianismo. Quienes desafiaban al emperador acababan siendo pasto de los leones, decapitados o quemados (entre otras cosas).
El cristianismo pasó a estar legalmente reconocido en el 313 d.C. cuando el emperador Constantino promulgó el Edicto de Milán.
Como resultado, algunos grupos cristianos acabaron condenados al ostracismo o incluso considerados herejes, lo que hizo que perdiesen su legalidad.
Fuentes: (Grunge)
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No todos ellos aparecen en la Biblia u otras escrituras sagradas, pero igualmente perdieron la vida por ser seguidores de Cristo.
Jesús se enfrentó a numerosos líderes judíos en su día, pero a pesar de la tensión, los judíos y cristianos convivieron en paz durante la mayor parte del Imperio romano.
Si bien esto fue motivo de alegría para los cristianos, también les obligó a organizar sus creencias y a definir las reglas por las que estas debían regirse.
Al principio no existían las iglesias físicas. Los creyentes se reunían en sus casas para orar.
La tensión entre los romanos y los judeocristianos dio lugar a numerosos acontecimientos históricos. Desde la persecución hasta la imposición, el cristianismo pasó por muchas fases durante el Imperio romano. ¿Cómo se las apañaban los creyentes de aquella época para hacer frente a las dificultades? Si quieres saberlo, ¡sigue leyendo!
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