▲Puede que parezca otro planeta, pero la depresión de Danakil se ubica en Etiopía, ocupando también una pequeña porción de Eritrea y Yibuti.

▲Sin duda es uno de los lugares más calientes e inhóspitos de la Tierra: volcanes, lagos de lava, géiseres mortales...

▲El termómetro llega a marcar los 60 grados centígrados en ciertos días del año. El aire allí es tan seco que los labios se agrietan y sangran.

▲La temperatura media anual es de unos impresionantes 34,4 °C.

▲Este lugar alcanza los 125 metros bajo el nivel del mar, siendo así uno de los lugares más bajos del planeta. Además, solo recibe unos 100 o 200 mm de lluvia al año.

▲Sus deslumbrantes campos hidrotermales multicolor son el resultado de una combinación de lodo, hierro, algas halófilas y, como no, sal.

▲Durante siglos, los mercaderes han viajado a esta depresión en caravanas de camellos para recoger la sal de la superficie de esta cuenca desértica.

▲Las caravanas llegan a Danakil para encontrar sal, extraerla, empaquetarla y llevarla al pueblo.

▲En la foto podemos apreciar las pequeñas siluetas de las personas y los camellos que conforman la caravana.

▲Berahile, en Afar, es uno de los muchos pueblos en Etiopía cuya economía se centra en el comercio de la sal. Las caravanas de camellos pasan la noche en el centro antes de continuar el camino al día siguiente.

▲Los mercaderes de sal y sus animales descansan en un cañón, preparándose para el duro viaje del día siguiente.

▲Los residentes de la zona se han adaptado al clima y necesitan menos comida y agua que otras personas, según cuenta la BBC.

▲Al amanecer, el momento del día en el que menos calor hace, la caravana inicia su camino.

▲Son muchas las generaciones que han dirigido sus camellos a través de la depresión de Danakil en busca de sal.

▲Los trabajadores cortan y empaquetan la sal antes de comenzar su viaje de vuelta, de dos días de duración.

▲Las condiciones climáticas, de un calor asfixiante, no ayudan.

▲Cuanta más sal extraigan y empaqueten, más dinero conseguirán y más tiempo podrán permitirse lejos de este lugar desolador.

▲Estas losas de sal tienen un peso considerable.

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Los trabajadores las cortan de forma rectangular para hacer más fácil su transportación.

En esta ruta se trabaja en analógico, como las decenas de generaciones anteriores.

▲Los camellos se relajan mientras los hombres extraen la sal.

▲Los trabajadores cargan los camellos con las losas de sal.

▲Son dos días de camino hasta el pueblo de Berahile, en el que se descargará y venderá el producto.

▲Esta sal es una de las más trabajadas del mundo, de la forma más tradicional posible. Su calidad es, por supuesto, superior.

▲El señor de la fotografía se llama Abdu Ibrahim Mohammed y es un mercader de la sal retirado. Él trabajó durante 25 años en la ruta antes de pasar el negocio a sus hijos.

▲Los trabajadores descargan con premura las losas de sal de los camellos. Están ya en el pueblo de Berahile.

▲Los trabajadores almacenan la sal en el almacén de la Berahile Salt Association.

▲Los frutos del arduo trabajo ya han llegado.

▲Los trabajadores preparan barras de sal para venderlas en el mercado de la ciudad de Mekele.

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La sal se vende en Berahile en barras.

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▲A pesar de que parece imposible vivir en este lugar, el pueblo Afgar llama a esta tierra su hogar. Ellos son los encargados de explotar los recursos de sal de la región.

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La depresión de Danakil, en Etiopía, es una región digna de ser contemplada. Hablamos del punto más bajo del continente africano, un lugar que tiene el título de ser el más caliente de todo el planeta. Además, tres placas tectónicas se unen allí para formar un volcán activo que amenaza constantemente al pueblo Afar, la gente que trabaja con la sal en sus inmediaciones.

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