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Situada al norte de Lituania, esta colina tiene (como su propio nombre indica) miles de cruces bien clavadas entre leyendas y cuentos para no dormir. Se trata de un rincón sagrado y único no solo por su tamaño, sino por su propia historia trágica, esperanzadora, redentora.

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▲A 12 km de la ciudad de Šiauliai, al norte de Lituania, muchos peregrinos finalizan o pasan por aquí como camino sagrado.

▲Se estableció alrededor del 1200, pero estuvo ocupada por los caballeros de la orden Teutónica en el siglo IV.

▲Nadie sabe realmente cuándo empezó la tradición de ir dejando cruces.

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Algunos creen que las primeras aparecieron en las colinas de Jurgaičiai o Domantai, tras la subida al poder en 1831 durante la guerra polaco-rusa.

(Foto: Flickr/CC BY-NC 2.0)

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Son varias las generaciones que han ido dejando cruces, crucifijos, estatuas de la Virgen María, imágenes de los patriotas lituanos, esfinges pequeñitas y rosarios.

(Foto: Flickr/CC BY-NC 2.0)

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Aunque la población de Lituania lleva décadas con esta tradición, los números masivos llegaron en 1963: las autoridades de Tsarist prohibieron las cruces en los cementerios y alrededor de la carretera.

(Foto: Flickr/CC BY-NC 2.0)

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De nuevo y bajo mandato soviético, las cruces fueron prohibidas en la colina.

(Foto: Flickr/CC BY-SA 2.0)

▲El 5 de abril de 1961, las cruces aparecieron rotas y repartidas ladera abajo. No sería el único ataque recibido, ya que años después ocurrió lo mismo.

▲Los peregrinos siempre intentan aportar algo afirmando que cuanto más se destruye, más fuertes crecen ellos. Así lo informa Lithuania Travel.

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La fe de los lituanos permanece intacta. Este lugar es para ellos símbolo de soportar todos los sufrimientos; es decir, de esperanza.

(Foto: Flickr/CC BY-SA 2.0)

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Casi 3 décadas después de la caída de la Unión Soviética, las cruces continúan multiplicándose.

(Foto: Flickr/CC BY-SA 2.0)

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Según cuentan las historias populares, la iglesia que estaba en la colina se quemó un día debido a una gran tormenta que la enterró bajo arena y piedras con gente dentro.

(Foto: Flickr/CC BY-SA 2.0)

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Los habitantes locales afirman que al amanecer, pueden verse los fantasmas de los monjes vagar por la colina.

(Foto: Flickr/CC BY 2.0)

▲No sabemos dónde empieza y acaba la verdad en esta historia, pero desde luego tantos años de tradición han aumentado la curiosidad.

▲Otras leyendas cuentan que alrededor del 1300, había un castillo de madera en la colina para los barones paganos de la región Samogitia. Sería entonces cuando los monjes-guerreros alemanes lo destruirían intentando cristianizar la zona.

▲Cuenta la historia que los samogitianos supervivientes apilaron a los fallecidos y los quemaron más tarde.

▲Entonces los fantasmas de los monjes y también y también los de los paganos saldrían por la noche a pasear y continuar la lucha.

▲Pero, la historia más conocida del lugar es la que se narra sobre un padre y su hija gravemente enferma.

▲Parece ser que el hombre cuidaba de su hija encamada por una enfermedad grave y tuvo una visión de una mujer que le pidió que hiciese una cruz de madera para recuperar la salud de su adorada niña.

▲Cuando el padre volvió a su casa tras haber colocado allí la cruz, su hija le estaba esperando en la puerta para agradecérselo perfectamente sana.

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La historia del padre y su hija sirvió para que muchos peregrinos comenzasen a dejar allí sus cruces pensando en sus ruegos.

(Foto: Flickr/CC BY-SA 2.0)

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La Colina de las Cruces se mantiene gracias al municipio de Šiauliai y los monjes franciscanos locales. Hoy en día hay más de 100.000 crucifijos y otros símbolos religiosos cubriendo la zona.

(Foto: Flickr/CC BY-SA 2.0)

▲Fue él quien le dio popularidad al lugar sagrado visitándolo en septiembre de 1993.

▲Celebró una misa en lo alto de la colina y rezó por los mártires de fe en Lituania y toda Europa.

▲Tras la visita del Papa, se construyó muy cerca de allí un monasterio franciscano.

▲La Unesco ha incluido este lugar en su lista de patrimonios culturales.

▲La población de Lituania lleva esta tradición tan dentro, que ni siquiera bajo el mandato soviético dejaron de seguirla.

▲Como este extraño rincón del mundo no pertenece legalmente a nadie, la gente puede visitarlo libremente para dejar allí su cruz. ¡Adelante!