México, al igual que muchos otros países latinoamericanos, está muy asentado en el catolicismo. Sin embargo, también posee una fuerte tradición pagana con miles de años de historia. En un país plagado de numerosos problemas sociales, pobreza, criminalidad, pobreza y religión, la mezcla puede ser muy peligrosa, especialmente, cuando los cárteles de la droga creen que sus santos aprueban sus actos más atroces y que incluso les protegen. Sin embargo, a estos santos de los narcos también los veneran personas de a pie, ciudadanos normales, y el culto está creciendo. Pero, ¿cómo funciona esto?
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